Del teatro y la virtud de la justicia: que la Ley 108 sea justa para todos

Cultura

Teóricos afirman que la vida es teatro y que el teatro es vida. Indudablemente, este arte escénico conforma la cultura de civilizaciones como práctica milenaria.

Ahora bien, el discurso que aquí compete tiene que ver también con una concepción del arte como un ente místico preservado de cualquier elemento mundano. A esto me refiero a una creencia socializada en la que el arte y el artista deben verse impelidos a desechar todo interés pecuniario, coherente con ese misticismo poético.

Ya he afirmado anteriormente mi convicción sobre la magia del arte y mi anhelo de que lo relacionado al mismo se manejara siempre desde la colaboración y el trueque, sin ninguna mediación de dinero. Pero esta imagen en la que en ningún proceso de vida mediara el dinero, es ideal, utópica.

Analizándolo desde el punto de vista de que el arte es a su vez trabajo, labor realizada, sería justo pensar que los artistas no trabajan de gratis. Con el reciente retorno de la controversia por la Ley Número108 mediante la que se otorgan descuentos especiales para las personas de mayor edad “a todo espectáculo, actividad artística o deportiva que se ofrezca en sus facilidades (agencias, departamentos, dependencias, subdivisiones políticas y cualesquiera otra instrumentalidad del Estado Libre Asociado de Puerto Rico)”, se problematiza esta situación.

Por una parte, considero que va acorde con una sociedad sana, que se precie de bienestar, que las personas de edad avanzada reciban beneficios que le sumen a una buena calidad de vida. Por otro lado, creo de la misma forma que es cuestión de lo que es justo que tanto productores como artistas y cada una de las personas que conforman el andamiaje del teatro reciban por su labor la remuneración cabal que les corresponde.

Para conocer más sobre esta polémica ley en la se otorga “a mitad de precio el derecho de admisión a toda persona mayor de sesenta (60) años de edad” (según enmienda), entrevisté al editor de la revista Escena Boricua y gestor cultural, Javier del Valle.

“El fin es proveerle un alivio al bolsillo de la persona que decide ver un espectáculo en una institución que sea del gobierno, en fin, edificios públicos. Esto no aplica a teatros privados como El Josco, ahora Shorty Castro, el Ambassador o Coribantes”, expuso del Valle para proseguir. “La ley (108) me parece maravillosa, pero se queda corta porque ofrece beneficio, pero no resarce al productor por dar el descuento, no hay reembolso”, dijo para explicar que mientras ciertas personas acceden a boletos a mitad de precio otras tienen el derecho, según la ley, a entrar gratis.

El también crítico de teatro afirmó que a pesar de que en los últimos tres cuatrienios se han llevado a cabo vistas públicas sobre el tema, no ha ocurrido modificación alguna. “Las propuestas van desde reducir el descuento a un por ciento de la sala por función como que el descuento solo sea vigente a los que van a comprarlo (el boleto) el mismo día de la función (no incluiría la preventa)”.

No obstante, ninguna de las propuestas hasta el momento manifestadas parecen convencer al teatrero independiente. “Yo lo que creo es que se debe eliminar y quien lo ofrezca (el descuento) se encargue de repagar al productor”, expresó del Valle, quien opina que cualquier tipo de descuento que se conceda debe ser premisa únicamente del productor.

En cuanto a las repercusiones de dicha ley, del Valle considera que “la ley (108) ha ido a embrutecer al País”. “Los grandes productores van a optar por teatro de vacilón, ahora el público del teatro es el de la cerveza, el pop corn en la mano”, puntualizó quien estima que este tipo de teatro no es atractivo para las personas de edad avanzada. “No por eso tengo que privar a nuevas generaciones que no tienen ni tendrán, mientras exista esta ley (108), de ver teatro clásico, teatro de autor, teatro de conciencia”.

Conversando sobre el panorama del teatro en Puerto Rico, al margen de la Ley Número 108, del Valle se mostró complacido con la cantidad de trabajos independientes y de autogestión que se están presentando actualmente en espacios no tradicionales de representación.

Finalmente, pienso que a raíz de los últimos acontecimientos, debe retomarse con seriedad y celeridad este asunto por parte del Gobierno. Ojalá pueda llegarse a un justo entremedio para las partes. Esto es cuestión de justicia.

 Crédito foto: Jsmith Photo, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/deed.es)