Entrando a la mar bravía, retando a las olas movidas, me rieron una gracia y arrebataron mis gafas, para que el sol me saludara de frente. Entripada de luz.
Ninguna preocupación... no importó, "nada se pierde en el Universo pensé". Calma proveniente del mar. Como el juego de ajedrez bien puesto y la ficha que se mueve con calma, para celebrar el jaque mate salado. Como celebrando una libreta nueva en blanco para escribir. Obsequio apreciado. La Muerte de la ola saluda, para volver al mar y crear una nueva cresta. Saludando la novedad con confianza. Me quito el sombrero ante los niños, que son mis maestros. Una sonrisa pura que lo derrite todo. Solo el amor por la diversidad, junta los corazones. La orilla está diferente y el mar, ha tomado su regalo. Tal vez alguien lo encuentre sin nombre, ni apellido para proteger sus ojos del sol. La arena siempre igual, pero diferente le ofrece un aplauso a la vida. Los granos de arena se ríen, porque piensan que son más robustos y son mejores. ¿Minimizando a los finitos?
La grandeza del todo se ríe. Pequeños granos, aparentes con consistencia intrínseca extraordinaria. La mar lo sabe todo...Porque la felicidad es transparente y el sol, te otorga los colores para saborear la libertad. Grandeza en lo sencillo.