Aquelarre de palabras

Creativo

El susurro de la sangre llena la habitación de palabras; él persiste en su infame intento de recordar las contradicciones de sus instintos. Los espíritus de sus víctimas rugen acompasados con la tenue brisa que anuncia la madrugada, capturan su silencio y tratan de confundir al escritor en su misión, aunque trastoquen su guarida, él es ya un semidiós obsceno, las voces van in crescendo, pero logra dejar sordos a sus personajes… Pasan las horas, la soledad es tanta que la sangre derramada es un vapor denso y las palabras fluyen sincopadas.

Se mira sus manos y, a pesar de estar cansadas, los espíritus temen. Lo sabe, solo así puede capturar sus contradicciones. Sangre y voces, sombras y palabras, comienzan a gritar, pero ya no se escuchan. En la habitación comienza un aquelarre invocado por la lujuria de un reloj de arena que confunde el principio y el fin de los personajes, el hombre sigue su misión sin divagar, controlando los deseos de dejar su trabajo. Mira su reloj digital y sonríe, le gana al tiempo. El flujo de sintagmas logra su epílogo, termina su libro de cuentos y el editor lo espera cuando los rayos del sol dancen en el cenit. Amanece, la sangre se coagula: los espíritus fueron vencidos. Las palabras, entretanto, siguen su vuelo de regreso a la sangre y el escritor apaga la computadora.