Carta abierta a Dinorah Marzán

Historia

Querida Dinorah:

A veces, querida Poeta, parece que estamos a años luz de esa liberación del Ser que representa la poesía; de esa política de la belleza que fomentabas como recurso para contribuir a la formación de un mejor ser humano. Y es que

Mientras escribo estas líneas Israel inicia su ataque terrestre a la zona de Gaza. Después de 11 días de haber iniciado ataques aéreos 260 palestinos han muerto por los mismos, esto sin contar las personas heridas, según informan las agencias internacionales de prensa.

En otra parte del planeta los investigadores comienzan a ingresar al lugar donde se estrelló, después de haber sido derribado por un misil en el espacio aéreo de Ucrania, el vuelo MH17 de las líneas aéreas de Malasia. Son 218 las víctimas y aún se desconoce cuál facción, si pro-rusos o ucranianos, son responsables de la tragedia.

También han ocurrido otros acontecimientos, como la creación del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (la asociación de las cinco economías emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), con un capital de 100 mil millones, que según analistas se levanta como respuesta a las exigencias del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

En Puerto Rico se ha declarado la epidemia del virus  Chikungunya, y esa noticia ocupa además medios internacionales.

Todo eso ocurre, mientras releo lo que transcribí de esa última conversación que tuvimos el pasado 29 de enero. Comenzaste nuestra tertulia remontándote a las razones que dieron forma a la poeta:

“Yo creo que el hecho de que soy hija única, hizo que me acercara a la poesía como si fuera un refugio. En la poesía empecé fuerte: con Gautier Benítez. Recuerdo que repartieron en el residencial donde me crié, en Las Casas, unos pasquines con su historia, y me llamó la atención que ese poeta murió a la misma edad que falleció mi abuelo materno: 29 años, por tuberculosis. Y entonces me di a la tarea de buscar en la biblioteca de la escuela intermedia su poesía. Y me acuerdo que por las noches rezaba y pedía que quería escribir como el propio Gautier. Me da una ternura pensar en esa niña arrodillada, pidiendo semejante dote: ¡Ay, Dios!  Gautier Benítez fue el culpable, y el romanticismo, en relación además a lo poco que sabía de mi abuelo materno. Ahí fue que empezó todo”.

Afortunadamente quedan por explorar más detalles de esa tertulia perdurable que me obsequiaste .  Por la sabiduría de tus palabras y por lo veo ahora en los medios a veces pienso, querida Poeta, que estamos a años luz de esa liberación del Ser que representa la Poesía…