Un viaje a través de la pictórica de Edgard Acosta

Creativo

La conciencia de lo efímero de los tiempos y el deseo de perpetuar los gratos recuerdos infantiles han llevado al artista plástico Edgard Acosta a consagrase a pintar las casas viejas, escenificar tradiciones populares y conservar la expresión religiosa  puertorriqueña expuesta a través del simbolismo de los Reyes Magos y los nacimientos.

“Amo mi patria. Capturo en mis lienzos la belleza patria, la genialidad del puertorriqueño y el fervor  religioso que nos caracteriza. Es en la tradición y el recuerdo del ayer donde encontramos la esencia de quiénes somos y hacia dónde vamos”, asegura Acosta.

La pictórica de Acosta es un viaje a través de los diferentes movimientos artísticos que han marcado la humanidad pues van desde lo tradicional hasta lo abstracto.

“Mi arte es un viaje en el tiempo. Pinto de todo, aunque prefiero el impresionismo porque es un arte más espontaneo,  explosivo y liberal. Mi espíritu se libera y entremezcla con la obra, le da vida y la hace una conmigo. Mi obra es parte de mi existencia, es una continuidad de quien soy; encuentra en el que la observa un nido donde crear vida a través del color y la figura”.

A pesar de amar el impresionismo, Acosta se considera un tradicionalista. “Me gusta la pintura tradicional. Plasmo en el lienzo lo que siento, como lo veo a través de mis sentimientos y experiencias”, dice el artista.

El pintor se inspira en el mundo que lo rodea, en las tradiciones puertorriqueñas y en figuras, sucesos y eventos que inspiran y motivan.

Considera que vivimos abrumados por el desconocimiento, el descalabro de la sociedad y la constante agonía de las tradiciones.

“Valoro mi cultura y las tradiciones de mi pueblo”, dice el artista. “Recojo en mi obra el mundo tradicional, pero lo matizo con lo cotidiano y lo inspirador”.

Asegura que cada idea que acude a su gnosis termina con vida propia.

“Mis manos le infunden vida propia a las figuras. Tengo una visión, pero mi creatividad sigue su propio rumbo. Cada obra es un mundo nuevo”, asegura el virtuoso.

De hecho, la gestora cultural Mayra Santiago asegura que la obra de Acosta es un conjunto de figuras geométricas y colores que se intersecan en la paleta para plasmar en el lienzo mensajes motivadores que nos impulsan a conquistar sueños imposibles.

La obra pictórica de Acosta es un viaje por las emociones y los sentimientos que anidan en el alma del artista, añade Santiago. “Observar su trabajo es transportarse a una dimensión cósmica donde rayos de colores te hacen sentir la profundidad de la vida”.

Indica la gestora cultural que en la obra de Acosta, sobresale la integración de la figura hispanófila del Quijote y la tradicional figura de los Tres Reyes Magos, que se ha convertido en el símbolo de la resistencia cultural puertorriqueña, y que se convierten en el artista en una extensión de su propio ser.

“Los Reyes Magos de Acosta son únicos. Son figuras sin rostro que inspiran un millar de emociones. Hablan y expresan identidad cultural sin una fisonomía definida, son símbolo de nuestra realidad histórica”, afirma Santiago.

Edgard Acosta es un pintor lajeño y maestro de arte residente en el pueblo de San Blas de Illesca, Coamo. Comenzó a dibujar desde muy niño y su creatividad fue estimulada por su madre, Genoveva Ramírez Lugo.

“Siempre he tenido la habilidad para dibujar”, dice Acosta. “Dibujaba los muñequitos de Disney y a los Picapiedras que estaban muy de moda cuando crecía en el barrio Santa Rosa.  Mami disfrutaba viéndome pintar;  me compraba los papeles y las pinturas”

No fue hasta entrar en la escuela intermedia donde Acosta pudo conseguir una mentora que despertará al genio creador y lo condujera por rumbos desconocidos, más allá de los muñequitos.

“Cuando llegué a la escuela intermedia estudie cerámica con una prima, Migdalia Jusino Acosta. Ella descubrió el artista que habita en mí y prendió la mecha que me llevó por mundos creativos, hasta entonces desconocidos.”, dice Acosta. “En la escuela superior estudie artes visuales con Migdalia”.

Ingresé en la universidad para estudiar educación artística, pensando en la necesidad que tenían los estudiantes de tener buenos maestros de artes. No tuve maestro de arte en la escuela elemental.  No sé que hubiese sido de mi como artista si no me encuentro con una maestra tan comprometida y dedicada como era Migdalia. También soy discípulo del genial artista lajeño Juan Serrano cuando hizo su práctica con Migdalia Jusino”.

Acosta asegura que Serrano lo inspiró a ir más allá en busca de una creatividad sin límites. “Juan Serrano era un mensajero que te inspiraba a descubrir nuevos mundos artísticos. No se limitaba con lo que sabía, te instigaba a buscar en ti mismo esa chispa genial que te inspira y te motiva. Soy producto de dos genios artísticos, que no solo enseñaban arte sino que te impulsaban a crear y buscar nuevos horizontes artísticos”.

Motivados por estos dos maestros decidió inspirar a otros jóvenes a conquistar quimeras en las artes; se hizo maestro de artes visuales al igual que sus dos musas. Estudió en la Universidad Interamericana Recinto de San Germán graduándose en 1989 con 4 puntos en el Departamento de Bellas Artes.

Acosta vive inspirado por la belleza y la tradición de la Patria, pero asegura que su mundo creativo no lo aleja de la realidad en la que habita. Crea, pero no olvida que su obra principal es la chispa que puede descubrir en cada estudiante.

“Veo cada estudiante como un artista. Los incentivo a descubrir esa chispa creativa que habita en cada uno de ellos y los estimulo a que fluyan y se integren con el arte para producir arte”.

Comprometido con sus estudiantes y su pasión creativa, Acosta está preocupado por la visión que el sistema educativo tiene sobre la educación artística y la dejadez con que la sociedad observa las artes.

“Puerto Rico es un taller de artistas. Son muchos los jóvenes con esa chispa creativa que ameritan guías que los estimulen a forjarse en el contexto de las artes visuales”, asegura Acosta. “La política educativa del país no entiende la necesidad de estimular el desarrollo artístico entre los jóvenes. Tampoco existen galerías, ni suficientes museos, para acoger la producción artística de la que es capaz nuestra juventud”.

Puerto Rico necesita aprender apreciación artística, asegura el pintor. “Vivimos en un mundo de colores, pero el ajetreo de la sociedad moderna nos ha cegado. Debemos aminorar la marcha, detenernos y observar a nuestro alrededor, redescubrir la belleza que nos rodea y valorar la riqueza natural, los colores que  engalanan nuestra floresta. Hay  que educar al pueblo, para que aprecie la creatividad artística”, añade.

Santiago es de las que opinan que Acosta es uno de los artistas que aun está comprometido con el arte y la creación.

“Estamos bombardeados por figuras y anuncios que adormecen nuestros sentidos. Son pocos los artistas que despiertan la pasión en los que observan su trabajo; Acosta es uno.

Concluye la gestora cultural que “La pintura de Edgard Acosta,  es la expresión del alma de un artista que se siente orgulloso de sus raíces, pero que no se circunscribe a los temas tradicionales, ni se auto limita en su proyección ni interacción con la universalidad de la creación. Su obra pictórica es muy variada e intensa”.

En dos ocasiones Acosta ha sido reconocido por su pueblo, la primera fue en el 2006 cuando se le dedicó La Feria Nacional Agrícola y en el 2013 cuando participó en la colectiva de Pintores Lajeños, exposición montada como parte de las efemérides de la Fundación de Lajas.

En el 2014 el artista participó en las tradicionales fiestas de la calle San Sebastián, en las cuales lleva más de 15 años como pintor integrante de la Escuela de Artes Plásticas de San Juan. Además participó una colectiva en el Museo de Arte de Coamo, organizado por el Municipio.

El futuro Acosta lo tiene definido, su meta es regresar al lar nativo, Lajas.

“Quiero establecer mi propia galería de arte. Este es el sueño de todo pintor y artista plástico.  Lo quiero hacer en mi pueblo de Lajas porque quiero contribuir al desarrollo del acervo cultural de la ciudad del valle”.