La vida es un proceso

Caribe Hoy

Todo lo que hacemos, consciente o  inconsciente, tiene su tiempo y espacio. La vida entera es un proceso, nada es instantáneo, todo requiere tiempo, espacio, trabajo. Todo en el vivir tiene sus etapas y sus fases.

No podemos llegar al final de las cosas sin haber hecho el camino, al otro lado del puente se llega después que atraviesas el río. Puede que estemos deseando con todo nuestro ser que algo suceda, o puede ser algo que no queremos que suceda, todo es un proceso.

¿Qué quiere decir estar en un proceso? Imagina que estás cocinando una excelente comida que tiene que ser echa a fuego lento, tu tienes hambre y quisieras subir el fuego, pero si lo haces la vas a estropear. Decides esperar el proceso de los 45 minutos para que la comida termine de cocinarse y todos la puedan disfrutar. Usando este ejemplo en la vida, en las relaciones, en la toma de decisiones, estamos respetando el proceso. Le daremos tiempo a la vida para que cocine nuestras experiencias, sin tratar de acelerar el proceso.

En un mundo de comidas instantáneas, curaciones instantáneas. Seminarios para sanar de fin de semana,  relaciones de amor que se consolidan en días, hablar de procesos no es muy popular.  Sin embargo, muchas de las dolencias diarias serían más llevaderas, entendiendo el proceso. Entender o entregarse al proceso no tiene nada que ver con dejar de moverse. En un proceso aceptado el movimiento es necesario. Tanto la impulsividad como la dejadez están contraindicados. Obviamente entregarse al proceso es más fácil de decir que de hacer, pero es posible, si entendemos el proceso.

El aprendizaje de reconocer el proceso toma tiempo, pero es indispensable para el fluir de la vida. El proceso nos ayuda a mantenernos en el presente, nos mantiene atentos y nos provee disfrutar cada segundo de la vida. El error es estar en un lugar de felicidad y disfrute, que querernos embriagar lo antes posible de júbilo, perdiendo el proceso. Por otro lado si nos encontramos en una situación difícil huimos del dolor y perdemos las enseñanzas del proceso.

No importa dónde nos encontremos en alegría o en dolor, en mucha o poca actividad, enamorada(o) o en desamor, vive el proceso donde estés con intensidad. La vida no se hace en un día, pero este día es vital para el futuro.