Alejandro García Padilla: un acercamiento de “doble carril” al estatus

Política

El Partido Popular Democrático (PPD)  lleva una semana, de forma agitada y ansiosa, invitando a sus seguidores como a todo el país, a participar de un plebiscito (aún por ser legislado), para definir el estatus final de Puerto Rico. Dentro de dicha lógica,  el PPD promueve por vía de su expresidente y exgobernador, Rafael Hernández Colón, como de su actual presidente y gobernador, Alejandro García Padilla, que se cumpla con el mandato de la ley federal, que autorizó un plebiscito sancionado por el Departamento de Justicia federal, y supervisado por el Congreso de los EE.UU, para definir el estatus a seguir.

La semana pasada este diario cibernético, El Post Antillano, cubrió la convención del PPD, donde Rafael Hernández Colón, pronunció su discurso en el cual indicaba la importancia del plebiscito y sobre todo la necesidad de salvar al Estado Libre Asociado y derrotar el proyecto de la Estadidad.  El pasado viernes, 25 de julio, en conmemoración del 62 aniversario de la fundación del Estado Libre Asociado, el gobernador Alejandro García Padilla se pronunció en pro de la propuesta de Hernández Colón, haciéndola suya.  Es decir, el gobernador ahora promueve llevar a cabo un plebiscito, y sobre todo apoyar y votar por un Estado Libre Asociado desarrollado.  En otras palabras, entre el año 2013, la pasada convención del PPD, y un año luego, el gobernador García Padilla dio un cambio de dirección. Hace un año promovió, bajo la postura de su partido, una Asamblea Constituyente y algún tipo de ELA más soberano.

A preguntas que hiciéramos a miembros de la Junta de Gobierno del PPD, en particular a esos del ala soberanista que prefirieron guardar anonimato,  estos indicaron que son la minoría allí, y que la facción de Hernández Colón, o el ala más tradicional, es la que se ha impuesto.  Pensemos que estos minoritarios tienen razón.  ¿Qué hacemos con el PPD entonces?

Tenemos que partir de varios supuestos que hoy nadie ha querido reconocer dentro del PPD.  Por un lado debe haber alguna presión desde Washington para honrar o deslegitimar el plebiscito de 2012, donde el proyecto estadista venció con un 61 por ciento de los votos.  Por otro lado, debe haber bajado alguna encuesta, que la cúpula del PPD conoce y no ha hecho pública, en la cual se refleja que un por ciento mayor del 70% se ha pronunciado a favor de la estadidad. No nos debemos de olvidar que en su momento el presidente Barak Obama indicó que para apoyar la estadidad debe de haber un compromiso significativo del pueblo, lo cual se traduce en más de un 70 por ciento.  Por otro lado, las fuerzas independentistas y de izquierda se encuentran en su momento de mayor debilidad. Es decir, algo me dice que la ansiedad del PPD hoy, es que les “van a pasar el rolo” en cualquier consulta y la estadidad se habrá de imponer.  Por otro lado, jamás deberíamos de olvidar, que el PPD tiene la memoria histórica de negociar con los EE.UU. Aquí ellos, en este tema, mandan.

Entonces, ¿qué podríamos hacer?  En el manejo de conflicto hay una teoría que se llama la del “doble carril”.  Por un lado, se neutraliza el problema y por otro lado, se provee una solución que aglutine. Si el lector se recuerda, hace unos días, el exlegislador Héctor Ferrer, propuso un plebiscito “estadidad sí o no”. Parece una cosa extraña, pero en el mismo hace tono y sintoniza con el Partido Nuevo Progresista.  ¿Qué tal si, con el presupuesto federal, hacemos doplebiscitosos?  Por un lado un plebiscito si o no, para derrotar a la estadidad.  En este, bajo un frente unido por la nación puertorriqueña votaríamos contra la estadidad.  Luego de dichplebiscitoto, y de salir airosos,  el proyecto estadista se debe enterrar.

Un segundo carril sería promover, luego de la victoria del primer plebiscito, un segundo proceso de consulta por vía de una Asamblea Constituyente de estatus, de soluciones de corte autonomistas (ELA desarrollado, dentro de la cláusula territorial) soberanista (ELA soberano o pacto de libre asociación, fuera de la cláusula territorial) o independentistas (la independencia plena de los EE.UU, fuera de la clausula territorial).  Esta asamblea constituyente sería un motor de educación para que el pueblo pudiera elegir de forma inteligente una de las tres soluciones que se puedan promover dentro o fuera de la cláusula territorial de los EE.UU.

Este acercamiento de “doble carril” podría ser mágico para Puerto Rico.  Por un lado, si se derrota a la estadidad, daría paso a un diálogo entre personas con cierta afinidad, desde estadolibristas hasta independentistas, que de una forma u otra están por la defensa de la nación puertorriqueña fuera del dominio total o absoluto de los EE.UU. y usted, ¿qué cree?