Reflexiones en torno a Hostos y la eliminación de los días feriados

Cultura


La firma del gobernador García Padilla del proyecto de ley que elimina el feriado del natalicio de Hostos, para “consolidarlo” con el de otros “próceres” como José Celso Barbosa, Luis A. Ferré, Luis Muñoz Marín, José de Diego, Ramón Emeterio Betances, Román Baldorioty de Castro, Ernesto Ramos Antonini y Luis Muñoz Rivera, da una idea de la confusión cerebral del partido de gobierno que es incapaz de discernir el grano de la paja.

Por suerte, el artículo que anuncia la firma de la ley, no incluye a los presidentes de EE.UU. entre los “próceres” puertorriqueños, según se anunció antes. Pero se mantiene el feriado de Martin Luther King y el encubridor feriado del día de la “Constitución” del ELA que enmascara el acontecimiento de mayor importancia del siglo XX: la invasión norteamericana y la ocupación y dominio colonial de Puerto Rico, del 25 de julio de 1898.


Si bien el natalicio de Hostos ha pasado a mal tras la muerte de su guardián consagrado, José Ferrer Canales, el aniversario de la muerte del antillano mayagüezano nunca ha sido en Puerto Rico día de mucho guardar. En la Universidad de Puerto Rico en Humacao nos ocupamos de conmemorarlo con motivo del centenario en el 2003 después de ver que la Presidencia de la UPR y el gobierno no respondían al llamado que hicimos repetidamente en los medios. Celebramos un simposio internacional que fue un digno homenaje a una figura que nunca debería pasar desapercibida en el país, como de hecho pasa, pues Hostos es la figura de mayor calibre intelectual de la historia puertorriqueña, Maestro y precursor de antillanismo, de antimperialismo, de libertad humana y de los pueblos, y de latinoamericanismo, del propio Martí. Si se quiere hablar de un Puerto Rico estrella, o “de primera”, como decía otro ex gobernador, no se puede prescindir de la figura histórica más encumbrada y mayor proyección planetaria. Figura tan venerada y respetada en muchos de los pueblos del mundo, como ningún otro puertorriqueño, que fue proclamado “ciudadano eminente de América” por todos los pueblos del continente en el 1938. Sus restos descansan en el Panteón Nacional de los Héroes de la República Dominicana, con fuego eterno.

Tras su muerte, el once de agosto de 1903, se publicó en la República Dominicana un voluminoso y denso volumen titulado “Eugenio M. Hostos: Ofrendas a su memoria”, en el 1904. El libro, de 384 páginas, recoge y da noticia de todas las expresiones de duelo publicadas en los medios de prensa como ofrenda a su memoria en todo el mundo. En un gran número de comunidades de Dominicana, de parte de don Pedro y don Max Henríquez Ureña, de muchos pueblos de Puerto Rico, de España, de Cuba, del General Máximo Gómez (el Libertador), de México, de París, de Chile, de Perú, de Venezuela. También da cuentas de los actos de duelo celebrados en todos esos países, expresiones de duelo de personajes connotados, retratos biográficos, noticias bibliográficas y ofrendas literarias.

No se me escapó intentar una reimpresión facsimilar de este extraordinario volumen, para la que intenté conseguir fondos en el Senado, o el auspicio de editoriales dominico-puertorriqueñas, pues la densidad y extensión del libro impresiona. Pero Puerto Rico es un país cada vez más pobre, arrasado y despojado, material y espiritualmente. A la deriva y de capa caída. La ley firmada por el gobernador autonomista, la de los feriados, demuestra la superficialidad, crasa, de la entidad gubernamental, y contrasta con la actitud de un gobernador anexionista como Luis A. Ferré que llevaba la “Moral Social” de Hostos bajo el brazo. Como director del Instituto de Estudios Hostosianos le solicité en una ocasión a Ferré, ya ex gobernador, los fondos necesarios para imprimir el Tratado de Moral que recién habíamos editado, y no tardó un momento en requerírselos al presidente del Senado de entonces, Roberto Rexach Benítez. El libro se publicó.

En este año del Centenario de Julia de Burgos hemos visto cuánto puede energizar y vigorizar a un país el aprecio por las figuras que realizaron una labor digna del mayor encomio. Nadie como Hostos. Tras el asesinato del Instituto de Estudios Hostosianos que cometió la Universidad de Puerto Rico hace pocos años, en negación de su deber ministerial más esencial, la firma de esta ley es un linchamiento adicional. No a Hostos: al país, que necesita de Julia, como necesita de Hostos. ¡Urgentemente!

Crédito foto: Francisco Oller, Wikimedia Commons, bajo licencia de dominio público