Reflexiones acerca de política cultural en el País

Cultura

La cultura es de esos conceptos amplísimos que no permiten encuadrarlo en una sola acepción. Lo que es innegable, por la misma vastedad de sus principios, es que permea a la sociedad en su totalidad. Culturalmente nos reconocemos, nos definimos y nos presentamos ante el mundo. De la misma forma que desarrollamos una identidad individual, mediante la cultura establecemos nuestra identidad colectiva.

Ante nuestra vida que es toda ella cultura, es imperiosa la atención al derrotero que toma nuestro País sobre este valor básico social. Y es que no puede concebirse el progreso de una nación, no sería viable su reestructuración, sin que medie la conciencia cultural.

“La política cultural es la estructura jurídica que un gobierno establece para proteger, promover y estimular la actividad cultural de un país”, explicó el profesor Alfredo Nieves Moreno, catedrático auxiliar en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad Metropolitana (UMET).

Según esta significación y dando una mirada al Puerto Rico de hoy, Nieves Moreno apuntó que uno de los desafíos que enfrentamos es la existencia de leyes “dispersas”, que aun cuando pueden cumplir una función específica no se compilan bajo una política cultural per se.

Mientras que el gestor cultural Javier Hernández indicó que la ausencia de una política cultural definida representa política cultural en sí misma. Entiéndase que hay Estados como lo es Estados Unidos que se convierten en facilitadores sin influenciar directamente en el devenir cultural, según detalló el experto, y hay Estados arquitectos (populares en los países latinoamericanos), como los llamó Hernández, que diseñan la actividad cultural. “(En Puerto Rico) es algo híbrido; hay cosas articuladas y otras no”, sostuvo el también fundador de Inversión Cultural, quien confirmó que la política cultural del Estado respondía a unas necesidades específicas del tiempo de la industrialización y la constitución del Estado Libre Asociado, y que la legislación vigente no ha contemplado en su realización la dimensión cultural, afectando de esta manera a los gestores sin necesariamente tomar en consideración sus necesidades y realidades.

Igualmente, ambos entrevistados concordaron sobre la falta de coherencia en la política pública.

Por su parte, Nieves Moreno, quien conversó acerca de las proyecciones, apuntaló la necesidad de un cambio de visión, teniendo en cuenta que la cultura no es algo “ornamental” ni un gasto, sino que debe considerarse como una inversión y un vector de desarrollo económico y social. “Parte de esa visión es que el Gobierno tiene que saber que lo distintivo de la actividad cultural es que genera lazo social”, añadió.

“La política cultural debe contener unas coordenadas claras para los propios productores (de la gestión cultural)”, aseveró el académico Nieves Moreno, asegurando que también deben atenderse a todos los sectores posibles en igualdad de condiciones.

De otra manera, Hernández puntualizó que si se fueran a definir los objetivos de la política cultural en la actualidad no podrían ser los mismos que históricamente han regido y que debe considerarse que nuestro estatus colonial se introduce a su vez en las prácticas culturales.

“El tema cultural tiene que tener un rol mayor en toda la discusión de desarrollo en su concepción más amplia”, expresó Hernández para agregar que aquí deben tomarse en cuenta los componentes de educación y desarrollo económico, por ejemplo, y que la institucionalidad (referida a las instituciones culturales) se ha fragmentado. Sobre esto, expuso que tendrían que crearse estructuras de coordinación que reconozcan las particularidades de cada institución. Asimismo, habló sobre la transversalidad de la cultura que está relacionada con todo en la esfera pública.

En relación a los artistas o los gestores culturales, Nieves Moreno sostuvo que la clave, que a su vez exige una modificación en la propia percepción, es que estos deben verse a sí mismos de igual forma como empresarios y hacer las paces con la dinámica económica, destacando que siempre predominará la ética-estética del artista.

Finalmente, me pareció también atinado e interesante la sentencia del catedrático Nieves Moreno al decir que el artista debería vivir de su arte. Esto plantea la importancia de otra discusión reflexiva al respecto.

Crédito foto: Dima Bushkov, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/deed.es)