Las camadas secas del suelo, han sido complacidas, ya que la lluvia ha mojado el polvo seco de la tierra. Ha saturado el mineralesco barro en enhelo. El suelo ha recibido a la lluvia y se torna nuevamente anaranjado. El verde de las hiervas lo agradece y los cuerpos de agua también. Cada camada horizontal demuestra un tiempo de prevalecencia. Una etapa un ciclo... una kalpa en fin...
A la lluvia... En apreciación...
También el tiempo es circular y esférico y nos recuerda a las cebollas. Las cuales también tienen capas, finas y delgadas que se deshojan hasta llegar al centro. Como la vida.
La lluvia ha mantenido el día tranquilo, cada cual en su madriguera contempla. Las cebollas traen sorpresas porque si no la lavas bien al cortarlas, te hacen brotar lágrimas. Pelar la cebolla hasta llegar al corazón de la misma, para cocinar algo rico. Una receta de aguacero. Mientras...se escucha la lluvia caer y se ven a través del cristal las gotas... y un rayo.
Llega primero el rayo luminoso...y se escucha el trueno subsiguiente. Y aterriza en la memoria un manjar de gotas tardías, donde todos los silencios se encuentran. Contentas están las calles tranquilas...por la lluvia copiosa.
La vida se desenvuelve en camadas, finas, gruesas, suaves, polvorientas, húmedas, mojadas. Volviendo al refrescar, regresando a la vida. Como esperando la luz de un cometa sorprendente. Veremos su luz y nos deslumbrara...pero no sabremos cuando le volvamos a ver.
Sólo la lluvia es recurrente y humedece las camadas del ser... Camadas mojadas para la vida y el renacer.