Puerto Rico, el Plan Decenal de Educación y la Democracia Corporativa

Política

En un escrito publicado en días recientes en el suplemento cultural Página 0, de El Post Antillano, se reseñaba la obra del escritor emergente Ricardo Vega, titulada Democracia Intelectual. Tomo ese punto de partida para reflexionar en torno a las distintas formas y maneras que el sustantivo y praxis-política democracia, se enarbola hoy. En particular, en el caso de Puerto Rico, donde en los pasados años, se ha desarrollado un interesante movimiento de exigencia al estado de establecer un plan de educación decenal. Ahora bien, ¿Cuán de base, de la comunidad educativa, es dicho pensamiento-acción?

La educación, según la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, en su artículo II, sección 5 y 20, es un bien común y gratuito para el pueblo. Pese a las restricciones que en el 1952 impuso el Congreso de los EE.UU. al aprobar la voluntad del pueblo de Puerto Rico se definió en la sección 5, que la educación sería gratis hasta sexto grado, y luego hasta 12 grado, siempre y cuando el estado pudiera sufragarla. La sección 20, la de la seguridad social, fue eliminada de plano por el Congreso. En todo caso, la gesta de la Constitución fue un proyecto de debates democráticos, en los cuales distintos sectores sociales, desde un zapatero, miembros del Partido Comunista de Puerto Rico, hasta el oficialista Partido Popular Democrático, participaron en la elaboración de un documento que reflejara la voluntad del pueblo. A esto se le llama soberanía popular, y es el sentir que se captura en el preámbulo de la constitución, cuando se dice “Nosotros el pueblo de Puerto Rico”.

El Plan Decenal de la Educación, leyendo a través del portal informativo de la gestora principal del mismo, la organización sin fines de lucro, Agenda Ciudadana, es un documento al cual nadie en su sano juicio, se puede oponer. El motivo principal es erradicar la politización de la toma de decisiones del sistema de educación pública del país. Esto es un principio imposible de objetar. Se trata de un bien común para el cual nadie puede decir que no. Ahora bien, volvemos a la pregunta redundante, ¿Cómo se hace la democracia?

Ayer la prensa comercial y corporativa del país, hablaba del caos imperante en el sistema de educación pública del país. Es curioso, pues alegaron que 100 mil estudiantes se quedaron sin clases en el primer día. Eso por decir lo mínimo debe representar la expulsión inmediata del secretario de educación Dr. Rafael Román, por incompetente. Tener al 25 por ciento de los estudiantes matriculados en el ocio, debe haber producido como mínimo un tsunami callejero. Pero no es así. Nada pasó. Más allá de la bulla de la prensa comercial y corporativa, el país forjó nuevamente una opinión contra lo público, sin fundamentos reales, y acogió nuevamente la propuesta de un plan decenal que nos salvará a todos del futuro caótico en el cual ya vivimos.

Cualquier proyecto de vida democrática que tienda a forjar otro futuro para Puerto Rico, debe contar con el aval de los sectores sociales diversos, que mediante su educación y participación decidan que es lo mejor para la presente y futura generación. El grupo Agenda Ciudadana, vinculado directamente a la prensa comercial y corporativa de Puerto Rico, se convierte en un subterfugio de los sectores corporativos del país para impulsar proyectos decenales de vida, tanto en la educación, la salud, la seguridad, entre otros.

Para los que creemos en la vida democrática, según la hemos aprendido, los cuatrienios sirven para ajustar la vida según los cambios políticos y sociales del país. Esto es nuestra cultura de vida democrática. Intentar cambiarla, es promover, de forma sutil un golpe de estado cultural, para permitir que todo corra como proyectos corporativos a largo plazo.

Si un plan decenal es bueno para el país, ¿cuándo habrán de impulsar que la democracia político participativa debe ser también de 10 años? Se imaginan, 10 años con un gobierno contrario a los intereses del pueblo. Ojo y cuidado, con los falsos profetas y falsas palabras. La democracia participar comienza con procesos de cuatro años en nuestra cultura política, pero se extiende e incorpora nuestra participación activa y plural. Nadie es dueño de la verdad absoluta. Nadie. Nos pertenece a todos y todas, y la misma va cambiando de forma continuamente.

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