Los dilemas de la soberanía: Puerto Rico y Escocia en la encrucijada

Política

El próximo 18 de septiembre, en el territorio de Escocia,  parte del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, se celebrará un plebiscito para definir si esa porción territorial al norte de Londres, que tiene una identidad y cultura completamente diferente a la anglosajona del sur, obtiene o no su independencia plena. La pregunta clásica, en este caso para los escoceses, es ¿deber ser Escocia un país independiente, si o no?

Escocia tiene una memoria de ser independiente, cuya condición de país soberano cesó en el 1707, cuando se integraron al Reino Unido de Gran Bretaña.  No obstante, su condición de territorio con cierto grado de autonomía, no ha reducido su interés por adquirir la independencia plena.

En las encuestas hoy,  mantener el estatus quo, es decir la forma integrada al Reino Unido, tiene poco menos del 50% de la simpatía popular. La independencia tiene poco más del 35% de la opinión pública. No obstante, hay un total de casi 15 por ciento de los electores, que se encuentran indecisos. Curiosamente, una de las áreas que provoca mayor interés en Escocia para votar por la independencia de su nación, es el hecho de adquirir estatus de país-miembro ante el Comité Olímpico Internacional (COI), y conseguir participar en las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016.  Hasta el día de hoy, Escocia no goza de participación en los juegos olímpicos, debido a su condición de territorio autónomo de Gran Bretaña.

Este es uno de los puntos más controversiales de la soberanía parcial o plena (independencia) de las naciones en el Siglo XXI.  Desde hace menos de dos décadas, el Comité Olímpico Internacional dispuso que la única forma de alcanzar membresía en dicho cuerpo, es por virtud de ser estado miembro de la Organización de Naciones Unidas (ONU).  Si no se es nación soberana,  y de paso miembro de la ONU, no se puede afiliar uno al COI hoy. Lo más que le pueden dar es categoría de estatus de “deportista olímpico” y ponerlo a desfilar en un combinado de personas que no tienen estado-nación.

El asunto del deporte es el meollo práctico, posiblemente el más relevante para la población, con efectos para disuadir en un caso u otro en torno al estatus y su resolución final en el caso de Puerto Rico.  Distinto al pensar del presidente del Partido Nuevo Progresista, Pedro Pierluisi,  lo cierto es que la tendencia actual en el mundo olímpico es a  limitar el derecho de participación de los territorios no soberanos. Es decir, un Puerto Rico integrado a la federación de los EE.UU., perdería su derecho a participar en los eventos internacionales deportivos.

La participación de Puerto Rico en el Comité Olímpico Internacional, la cual data de 1948, es hoy una excepción a la regla, la cual ha conferido ciertos derechos a nuestro país, el cual ha sabido ganarse una reputación.  Sin lugar a dudas, la labor destacada de Richard Carrión, como director de finanzas del COI por espacio de una década, entre otras variables, ayudó a consolidar una cosmovisión que acepta  como normal que el territorio colonial de Puerto Rico esté participando en el COI.  No podemos olvidar que Puerto Rico participa en los Juegos Olímpicos de 1948, cuando todavía el Estado Libre Asociado no se había fundado (1952).  Más aún, no podemos olvidar, que a nivel internacional, Puerto Rico es un punto geográfico deportivo de mucha reputación.  Más allá de nuestra selección  nacional de baloncesto, también está Javier Culson, Jaime Espinal, entre otros.

La lucha por mayor soberanía o la independencia plena, es un sentimiento mucho más fuerte que el que la prensa comercial en Puerto Rico reconoce.  Es decir, diariamente en los medios corporativos impresos y sistemas mediáticos, se difunde la incorrecta percepción que el pueblo de Puerto Rico aspira a la integración plena a los EE.UU. como medio de sobrevivencia.  Las variables dominantes, más allá de los fondos federales que siempre se presentan como argumento, pierden de perspectiva otras variables de importancia.  Por ejemplo, hoy las principales líneas aéreas que se han inaugurado en los pasados 18 meses en Puerto Rico, no nos conectan con los EE.UU. Nos conectan con el Caribe, América Latina y Europa.  Por otro lado, hoy el segundo destino más popular de migración boricua, por ciudad-país, no es Orlando (Florida) o Dallas (Texas), sino Santo Domingo (República Dominicana).

En otras palabras, Puerto Rico se abre paso ante sus limitaciones políticas y sociales, como puede. De igual forma,  nos enfrentamos a un país donde la complejidad de lo político convierte la resolución del estatus de la isla en un asunto más difícil de atender, por ende se torna en una obligación no simplificarlo.

De los nuevos movimientos políticos que han surgido se encuentra el Estado Nacional Soberano de Borikén (ENSB).  Este movimiento social y político, podría parecer algo trillado, pero el mismo, responde al  hecho histórico, que antes de la llegada de los españoles, ya existía un estado-nación indígena en la isla de Borikén. Así las cosas, en el campo del derecho internacional público, el señalamiento de estos boricuas no es irracional.

Desde el 1992, en el famoso caso de Mabo vs. Queensland, en Australia, se resolvió que la tierra pre-colonización de dicho país le pertenecía a sus comunidades indígenas. Esto da paso a un movimiento global que repercute en toda América sobre propiedad  y dominio.  Posiblemente Puerto Rico no se ha influenciado por este caso, ni por el debate.  Pero los miembros del ENSB sí reconocen de su existencia.

Y dentro la da complejidad surge el manifiesto-libro del exgobernador Aníbal Acevedo Vilá, Hacia la refundación de la economía de Puerto Rico y el Estado Libre Asociado.  No solo es el libro más vendido en las redes sociales hoy, sino que también ha provocado una discusión seria que incluye desde el caricaturista Kike Estrada, pasando por Silverio Pérez y José Alfredo Hernández Mayoral, entre otros, en la prensa comercial y alternativa.  Ante este cuadro, la reacción dominante ha sido en pro de la soberanía, limitándose a un puñado de personas, las que defienden el estado colonial actual.  Esto no incluye al gobernador Alejandro García Padilla, de oficialista Partido Popular Democrático, quien ahora tomó una posición de no defender una u otra postura.  Realmente, el gobernador prefirió, luego del libro de Aníbal Acevedo Vilá, no defender públicamente, la postura anti solución soberanista.

En fin, el país se encuentra en su mejor momento en torno al debate a favor de mayores poderes soberanos. Lo que ocurra en Escocia tendrá efectos muy importantes para Puerto Rico.  En particular, por lo que respecta a la participación deportiva internacional de Escocia y de Puerto Rico.  Ya veremos,  pero vienen tiempos interesantes, donde la discusión pública y privada gobernará  nuestras decisiones futuras.