Adrienne Alberty: Correo Certificado

Creativo

“Mi mano escribe esta carta en el camino,

y en medio de la vida estaré

siempre

junto al amigo, frente al enemigo,

con tu nombre en la boca

y un beso que jamás

se apartó de la tuya…”

Pablo Neruda

La carta en el camino

Cartas. Memoria, mundo, silencio y continuidad. La carta se escribe habitando a alguien que es ausencia, o puede estar cerca o no se puede ver, y a la vez como que besa el oído en el aliento, suele sentirse más, desearse más, dolerse más o resucitarse a una última vez de la imaginación. Julia de Burgos en su epistolario se multiplicó en los instantes de su alma en esa lenta desidia que cortaba la respiración cuando el amor pedía acabarse y abandonarla. Las cartas a su hermana, Consuelo revelan los malos pasos de una soledad hecha en vértigo de amor, los malos pasos de unas lágrimas sin lectura, sin atención, sin siquiera ruinas de un destinatario. Siempre pensé que otra poesía colgaba puentes y signos en esa letra acuática sin anclaje, a tierra y mar, mucho después de su poemario “El mar y tú” escrito en Cuba y que alguna vez Pablo Neruda insistió en prologar. Eso no pasó, lo que pasó fue su inmortalidad, su pasaje repetido en los ojos de todos, que la seguimos leyendo insomnes en su alma y esencia. Otras cartas también tienen el control de las figuras en el tiempo. Julio Cortázar, por ejemplo. He aquí se nos muestra a un Cortázar joven, lejano de la fama y sus azogues, con sus miedos, sus laberintos, sus amores y su moneda personal abierta sobre la vida, la muerte, y sobre la propia literatura. En esa valija echada en el hombro del cartero, pudimos conocer al Cortázar antes del encanto feroz de “Rayuela” y “Casa Tomada”.

Desde Flaubert hasta Tolstoi, desde Thomas Mann hasta Tolkien, echando también en esa valija mágica y sin intenciones de cerrarse al camino la correspondencia medieval recordando en imágenes a un Abelardo y Eloísa o la renacentista entre Petrarca y Erasmo, las cartas no sólo reflejan una intimidad personal, sino que como acto de memoria, deslumbran una historia, una geografía, un decir…es, algo que conmueve y nunca nos abandona.

Hay cartas certificadas, que en algún momento del trayecto tendrán un destinatario. Un Florentino Ariza roto de señales por la carta perfumada de Fermina Daza. Un Julio Cortázar recordando en líneas "La sola contemplación de un sobre o el olor del papel me devuelven a latigazos a Buenos Aires" en carta escrita a Jonquières. Tal vez las cartas de Dylan Thomas fronterizo entre la gran noche y la genialidad, todas, todas las cartas, hablan universos, los delatan, los desnudan y hacen territorio fuera de la mano indomable de Kronos.

Adrienne Alberty quiso navegar en ese río de dos corrientes que una carta escrita deslumbra. Lo hizo sin remos, solo con la poesía como astrolabio, como región de impacto. Y eso la llevó al Premio Luis Llorens Torres otorgado al mejor libro de poemas bajo el Certamen Nacional de Casa de Los Poetas a entregarse este sábado a partir de las 7PM en El Centro de Estudios Avanzados de Puerto rico y El Caribe.

Como en una carta certificada, segura de su rumbo y su pórtico su libro premiado e inédito “Con acuse de recibo” recibe este gran premio bajo los signos de una literatura boricua pujante y sin fronteras. Y como una carta prendida en una luz destinada al descubrimiento, se hace voz y se nos presenta; “Me llegó el  placer a las letras por mi madre, que intentaba dormirme al son de los sensoriales, musicales y sensuales versos de Darío, los relatos de Madame  d'Aulnoy, Absjörsen y Moe, los hermanos Grimm,  Andersen, y otros tantos que me leyó de niña. En los años ochenta estudié literatura. En un lapso de treinta años he escrito tres libros de poesía y dos de cuentos. Textos compartidos con compañeros cercanos, pero que no he publicado.

¿Lecturas que han dejado señales? Soy una lectora de engranaje fijo. Las buenas letras me han nutrido siempre y a ellas vuelvo una y otra vez, como vuelve el asesino al lugar del crimen”.

¿Existe algún proceso en ese momento de escribir? ¿Se dan los cómplices? 

“Un pedido, junto al deseo de intentarlo, empujaron la creación. La vida -con su cóctel de algunas cosas buenas y abundantes cosas malas-, proporcionando los temas. Las lecturas y el carácter suministrando la inclinación de redactar de esta o aquella manera. Soledad y silencio al componer, y una alta cuota de esfuerzo en términos de redacción, léxico y ortografía. Escribo poesía comprensible. En relación a los vocablos, inquiero en aquellos que representen la imagen con mayor acierto y franqueza, y sondeo en la cadencia, en la eufonía de las ideas, tratando de darles  medida y compás apropiados.

Me expreso ocasionalmente. Ojeando lo pasado, no todo me complace, pero cada papel tuvo su tiempo y su por qué”.

Pablo Neruda, Federico García Lorca, Gabriela Mistral, escribieron cartas, siempre he dicho que, aparte de su poesía, otra poesía yace en ese epistolario aún más febril y apodíctico donde la letra humana rasga imagen y prodigio. Pero, ¿cómo lo vive la poeta Adrienne Alberty a través de “Con acuse de recibo”?

“El texto poético  “Con acuse de recibo”,  Premio Nacional Luis Llorens Torres de Poesía 2014, es un acopio de 65 poemas que tiene como objeto central el amor afortunado, dichoso, feliz. El escrito es una exaltación de la sexualidad y del alma pillada en la alegría del amor. Son versos que declaran deseos íntimos; son una clara, abierta y sencilla expresión de sentimientos, la estimación de lo vivido y del recuerdo. Son narraciones de pasiones vertidas. Letras que abrazan: la satisfacción, la complacencia, la plenitud.  Es el amor que se goza, se disfruta y se vive recubierto de arrolladora pasión. Nada traba el encadenamiento en los versos. Hasta la naturaleza, compañera, se amalgama con los amantes. Como el aire a los alvéolos, el erotismo es a la vida: necesario, urgente, vital. Hay versos sensuales, precisos. El cuerpo incita al goce físico.  Los elementos de brío, placer, sensualidad y sexualidad son descritos con llaneza y en términos persuasivos.  Son escritos que procuran despertar en el lector el mismo sentir, movilizando la imaginación, al activar la capacidad de fantasear.

Alegorías, anáforas, exclamaciones retóricas, asonancias, el asíndeton, aliteraciones, la apóstrofe, alusiones, amplificaciones, analogías, la antítesis, aforismos, consonancias, encabalgamientos, eufonías, el oxímoron, el epíteto, invocaciones, hipérboles, imágenes, exclamaciones, la optación, la deprecación, yuxtaposiciones, metáforas, onomatopeyas, personificaciones, paralelismos, paradojas,  el polisíndeton, símbolos, sinestesias y el juego de palabras, entre otros, son figuras literarias presentes en el texto poético, el cual reúne versos de arte mayor y menor, y entre los cuales se encuentran versos rimados, sueltos, libres y rimas internas.”

Entonces cabe preguntar si hay alianza entre la poesía y la narrativa. ¿Existe el demiurgo?

“Aliadas, y el lector ducho, el que reconoce al que ha dicho algo atrayente y  lo expresa con ingenio artístico, se acerca con buena disposición a ambos recursos”

Ante este Premio Nacional, la imaginación dispone rutas, cartas de vuelo, cartas terráqueas que correspondidas dejan nuevas brasas al tintero.

“El tintero está felizmente vacío. Nada tengo que decir. Si sintiera el apuro de darle configuración a una idea o a una emoción concreta, bueno, entonces será el tiempo de sentarme e intentar escribir”.

Y con esta franqueza material, se deja una carta abierta al lector y a sus multiplicaciones. Se deja también el tramo dramático de una epístola propia de la cual en el registro de la buena poesía ya provocará las justas cartas del análisis.
Mientras tanto, aparte de la felicitación invitamos a recibir este correo certificado en poesía expedido por Arienne Alberty.

Más información en la página oficial de Casa de Los Poetas.