Figueroa Sorrentini publica libro que sana y exorciza demonios internos y hace repensar valores sociales

Cultura

El exorcismo de los demonios internos, la sanación de las heridas profundas y el perdón a una madre que se murió antes de tiempo se combinaron en la psiquis creativa de Angela Iris Figueroa Sorrentini para dar nacimiento a su primer libro “Cantos a la vida mía”.

Amigos, compañeros de escuela y universidad se dieron cita en el Teatro Sol de San Germán para disfrutar de la presentación de Cantos y compartir con la socióloga y economista, nacida en Mayagüez, pero criada en la Ciudad de las Lomas de Santa Marta, recuerdos y vivencias de un ayer que es tan presente como el hoy.

La presentación fue una combinación mágica de lectura de poemas, música del ayer y un “performance” que obligaba a la visualización del sentimiento detrás de la poesía. La lectura de los poemas estuvo a cargo de la actriz Georgina Bori, y Beatriz Llenín Figueroa, el “performance” fue genialmente interpretado por Awilda Rodríguez, la música fue interpretada por Jaime Martell y Modesto Delgado.

“Cantos nació solo. Me avergüenza reclamarlo como mío, porque fluyó en el ordenador como un proceso de liberación. Cierro un ciclo de mi vida, expreso lo que siento, exorcizo mis demonios internos, sano mis heridas profundas y perdono a mi madre que se murió antes de tiempo, cuando yo aún era una niña”.

El libro, es una oda poética que analiza la sociedad puertorriqueña, sus valores y prejuicios, vistos a través de los ojos de una mujer nacida en 1948 a la que la sociedad le impuso roles de género y quiso encajarla en los dogmas patriarcales de la superioridad masculina.

Cantos expone la fibra emocional de Figueroa Sorrentini, en una experiencia autobiográfica que la libera de su bagaje, pero “” que a la vez inspira, motiva a reflexionar y repensar los criterios y principios al que hemos sido expuestos”.

“No tengo ningún canto preferido, pero si hay cantos que sé motivaran a reflexionar”, asegura Figueroa Sorrentini. “Creo que mucha gente se beneficiará con la lectura del libro. Los va a exponer a una forma de ver las cosas diferente.”

Varias amigas, indica la autora, le han señalado el “Canto a papi”, como el que más le ha tocado la fibra emocional. Otros han destacado los cantos donde habla la niña que cuestiona los roles de género que impone la sociedad machista.

“Me siento bien con ser mujer, amo ser mujer, pero no estoy de acuerdo con los roles de género. No hablo de la ropa, porque todavía no hay ropas con vaginitas ni penecitos , me refiero a las limitaciones que se le quieren imponer a la mujer para mantenerla subyugada al macho. Es cuando a la niña se le limita, porque esas son cosas de varones o se condena a un hombre que se viste de mujer porque se siente a gusto y su sexualidad es diferente”.

La escritora, reconocida internacionalmente por su apoyo a los derechos de la comunidad lésbica, gay, bisexual, transgénero y transexual, enfatizó que la opresión en algunos de sus cantos la diversidad sexual del ser humanos.

“La opresión se manifiesta de muchas maneras incluyendo la que ha creado la comunidad heterosexual. Los seres humanos manifiestan su sexualidad diversamente. Hoy (4 de septiembre) es el Día Internacional de la Salud Sexual. Hay que repensar nuestras creencias y prejuicios. Hay que hacer una revolución sin violencia para transformar la sociedad”.

Cantos también es un rompimiento con valores machistas que han causado sufrimiento y violentado la vida.

En su “Canto socialista”, la autora cuestiona a su “gran amor”, la revolución cubana.

“Me crié amando la revolución y sus héroes. En canto me libero y condeno el machismo sangriento de las revoluciones y clamo por una revolución pacífica basada, no en principios violentos, sino en uno libre de opresión”.

Atea por convicción, Figueroa, habla sobre su proceso ateísta como un convencimiento que nace del pensamiento intrínseco que libera al ser humano de las creencias y limitaciones impuestas por la sociedad en que se nace y se forma.

“Las creencias religiosas se basan en varios factores. El primero es el lugar donde naciste y cuál es la religión dominante en esa sociedad; segundo las creencias de tu familia y tercero de la capacidad crítica de analizar y conducir tu liberación de esas enseñanzas”.

Figueroa inició su análisis crítico sobre la religión a los 13 años mientras estudiaba en el Colegio San José en San Germán. Ya en el Colegio (recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico) era una convencida atea. Un amigo intentó convencerla y le presentó un seminarista a punto de tomar sus votos religiosos para que la convenciera sobre la existencia de Dios. “Solo tuve dos sesiones con el seminarista. Le dijo a mi amigo que si seguía conversando conmigo terminaba no creyendo en Dios”.

No cree en la imposición de sus creencias, ni en las de nadie. Se mostró atónita ante alcaldes que están promoviendo 40 días de ayuno y oración cuando la Constitución enfatiza la separación de iglesia y estado.

“No es bueno el que un alcalde valide esas acciones. Es una figura de autoridad. En su vida privada puede creer en lo que quiera, pero en su vida pública no debe imponer sus creencias a otros”.

Figueroa Sorrentini siente nostalgia por el Puerto Rico donde se crio, donde los hijos eran de “la aldea y se vivía sin puertas ni ventanas”.

“Puerto Rico ha perdido la seguridad y el sentido de comunidad”, dice acongojada la filósofa.

El alcalde de San Germán, Isidro Negrón, reconoció a Figueroa Sorrentini, como sangermeña y destacó su aportación al pensamiento crítico nacional y latinoamericano. Recordó que la había conocido durante la juramentación del hijo de la escritora, José I. Blandón Figueroa, como alcalde de la Ciudad de Panamá.

Cantos es una publicación de la Editora Educación Emergente.

Crédito foto: Zaimy Rodríguez