Los principales sujetos de mi obra

Cultura

Hace un tiempo una lectora de una de mis columnas, que versaba sobre el panorama actual y los estudiantes que se graduaban, reaccionó molesta porque según ella no había porqué quitarles la ilusión a los jóvenes... Lo cierto es que, para mí, describir el entorno solo ocupándome de lo positivo me aleja, por ejemplo, de la realidad que experimentan quienes esperan junto a mí, cada día, una guagua; o de la experiencia que implica contar las monedas remanentes del sueldo devengado y percatarse que con el próximo aumento a $1.50, el tren urbano no será alternativa de transporte.

Que en el País, por un lado, están sucediendo cosas positivas y -tal como apunta el compañero Daniel Nina, cofundador de El Post Antillano-, por otro lado, debido a ‘agendas’ e intereses los medios corporativos tales sucesos no se cubren: sí, eso es así. Y por esa misma razón es que me ocupo en mis labores periodísticas de nuestro dinámico entorno cultural. Sin embargo, tampoco puedo hacerme de la vista larga a situaciones como la sobrefacturación de servicios -tomemos por ejemplo el famoso ‘ajuste por combustible’ de la Autoridad de Energía Eléctrica- y demás situaciones que experimentamos en Puerto Rico día a día.

Aunque tengo claro que no me tendré que ocupar de esos sucesos el día que, por ejemplo, los legisladores del bipartidismo tradicional que evalúan la eliminación de rutas de la AMA sean usuarios del propio sistema de transporte público (esto, sin detenernos en la ironía de que tales legisladores gozan de auto, choferes y otros innecesarios lujos que son pagados por los contribuyentes). No me tendré que ocupar de tales ‘menudencias cotidianas’ cuando prevalezca en el País un clima profesional que avale méritos propios, esos que por causa y efecto –plasmados en una hoja de ruta de trabajo personal- deberían encauzar nombramientos o la otorgación de propuestas, paisaje opuesto al ‘panismo’ que desde hace décadas impera sin pudor.

Y es que son tantas las razones que me ocupan que, como dijera Albert Camus, veo en los que padecen la historia los principales sujetos de mi obra. Por lo pronto, y sintetizando lo anterior, manifiesto que soy ante todo escritor y comunicador, y que son otros quienes se encargan de ramas anexas a la buena publicidad o a las refrescantes relaciones públicas.