Nos parece interesante el pobre interés que se le ha brindado en Puerto Rico al tema de la independencia de Escocia. En particular, al plebiscito anunciado en dicho país, el cual se celebrará el próximo 18 de septiembre, y donde todo indica que de llevarse a cabo hoy, ganaría el sí a favor de la independencia.
Pero de esta historia, lo que es curioso es que los escoceses, desde la minoría inicialmente, apuntaron siempre a llevar a cabo un plebiscito por la independencia. En esto son bien poco colonialistas, a pesar de que llevan 300 años integrados como una parte esencial del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Lo anterior me preocupa no por las fuerzas coloniales en Puerto Rico, sino por las fuerzas anticoloniales. ¿Por qué estas no plantean un plebiscito bajo los mismos términos que Escocia? ¿Cuál es el miedo a la independencia?
Esto es curioso, pues salvo limitados intentos como el Instituto Soberanista impulsado por el Movimiento Unión Soberanista (MUS) o ciertas gestiones que realiza el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), es muy poco lo que abiertamente se hace para crear una narrativa social en torno a la independencia. Muy poco.
En esta medida, la prensa comercial y las corporaciones mediáticas se dedican diariamente a promover una cultura de mentalidad colonial como forma lógica de convivencia. En otras palabras, desde la administración de la Autoridad de Energía Eléctrica, la dirección de la Selección Nacional de Baloncesto, hasta la administración de la Policía de Puerto Rico, el mensaje que reproducen estos medios es claro: los boricuas somos incompetentes.
Habría que promover otro tipo de cultura, que apostara a la transformación del pensamiento, condicionamiento y accionar mente-colonizada. En palabras sencillas, nosotros también podríamos aspirar a plantearnos independencia sí o no, sin mediar por las tres opciones de estatus que son las que nos han dejado (dos de ellas) en la presente condición socioeconómica. Aspiremos a no ser poseedores de una mentalidad colonizada.
¿Independencia descolonizadora, sí o no? Usted decide.
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