Cuando no es no

Cultura

Recuerdo cada vez más desdibujada aquella madrugada en la que llegaba a casa luego de haber disfrutado de una salida con una amiga y un hombre nos interceptó, me puso una pequeña navaja sobre uno de los costados del vientre, me tiró al suelo e intentó violarme mientras yo gritaba no, auxiliada también por los alaridos de mi amiga. 

Al escribir la experiencia es entonces cuando se hace eco el no como un retumbar impotente, como si ambas letras hubieran estado sobre un marasmo de ininteligibilidad, como si la palabra hubiera perdido su significado y recobrado otro muy distinto. 

Y hoy, cuando nos atosigamos con la enfática violencia que recogen los medios de comunicación para transmitirnos la decadencia y también cuando observamos, escuchamos, sentimos la injusticia de los justos, es ahí que regresa la conciencia sobre una aparente imposibilidad expresiva, la tergiversación total de la semántica, la incapacidad de la significación. 

Me pregunto si culturalmente hemos transgredido la delgada línea de los límites, si nos paseamos entre los extremos con una soltura descarada, viendo el peligro solo confusamente, si tanta exhibición violenta a su vez ha recreado una violencia pasiva, permisiva, en la que una frontera que se esboza con una palabra puede ser ligeramente derrocada. La lengua ha extraviado entonces su capacidad para el orden social. Parece como si un chip mental hubiera sido alterado y una negativa puede ser fácilmente confundida y ser entendida como un consentimiento.

Podrían plantearme que el germen de la violencia nada o poco tendría que ver con la comunicación y sí con una degeneración en las estructuras primarias, pero es que no percibo esas dinámicas elementales a las que nos exponemos desde la infancia sin un vínculo directo con los signos y los símbolos dialécticos.

Urge una reestructuración comunicacional a niveles intrafamiliares, educacionales, mediáticos, comenzando por abandonar el juego de transponer significados, otorgándoles un manto de duda y poca claridad. Es imperioso volver a aprehender el valor significativo de las decisiones, propias y ajenas.

En cualquier caso, qué sea totalmente evidente, sin un mínimo de titubeo, que cuando es No es No.

Crédito foto: NMR Photo, www.flickr.om, bajo licencia de Creative Commons (creativecommons.org/licenses/by/2.0/)