Puerto Rico y Catalunya: independencia sin (o para dejar de) ser nacionalista

Política

Resultó para muchos sorprendente que los escoceses, con una larga historia compartida con Inglaterra, con una lengua propia casi desaparecida y sin aparentes diferencias culturales fundamentales respecto a sus vecinos, reclamaran y pudieran ganar su independencia. Tales rasgos culturales escoceses sí son obvios y positivos para una parte importante de la población, inclusive para sus políticos. Incluso los partidarios del no a la independencia decían sentirse orgullosos de ser escoceses y valorar positivamente sus diferencias respecto al resto del Reino Unido. Sin embargo, una mirada detallada a la situación de Catalunya nos muestra que se trata de un fenómeno más general: el independentismo no nacionalista.

En efecto, aunque los opuestos a los procesos de secesión acusan a los independentistas de nacionalistas, esencialistas y excluyentes (el nacionalismo como insulto, pues “nosotros”, los que disponemos de un Estado, no lo somos), una cantidad importante de los partidarios de la independencia no se consideran nacionalistas o, al menos, no consideran la diferencia cultural algo tan importante como para justificar esa reivindicación.

El argumento puede ser incluso circular, como lo expresaba hace poco el catalán Toni Soler: como somos una nación tenemos derecho a decidir, mientras decidimos demostramos que somos una nación. Algunos autores partidarios de la independencia se dicen internacionalistas o, al menos, no nacionalistas. Otros, simplemente afirman que no quieren llegar a ser nacionalistas, o dejar de serlo, cosa que se les hace imposible frente a un Estado que “va a la contra” y que precisamente ve la diversidad cultural como un problema. Finalmente, hay quien, como Antonio Baños, no solo no quiere acabar siendo nacionalista sino que considera que es cansado, cansino (también para la otra parte), estar todo el día protestando, resistiendo, criticando, justificando porque se habla en otra lengua.

En el fondo, como expresa claramente una campaña independentista catalana “es normal querer ser un país normal”, no un grupo que se tiene que afirmar y justificar constantemente frente a otro, en oposición al Estado y sus instituciones.

El debate de Catalunya, no obstante, tiene efectos para el caso de Puerto Rico. Aquí independencia y nacionalismo normalmente se han visto de la mano. Aunque, ojo, usted puede ser estadista aquí y asumir una línea nacionalista. Cosas veréis.

Crédito foto: SBA73, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)