Según director del Instituto de Estudios del Caribe, Puerto Rico no es eje de interés para el Gobierno de Obama

Política

Así no más: el presidente Barak Obama firmó una ley que promueve el financiamiento de 34 proyectos de desarrollo de puertos marítimos en el territorio continental de los EE. UU., para promover la expansión de dichas instalaciones y poder acomodar lo que se conoce como navíos Post-Panamax. La medida legislativa conlleva un presupuesto de $12.5 mil millones de dólares para ser invertidos en los puertos de los estados, y cada jurisdicción estatal invierte y luego el Gobierno federal los reembolsa. Esta impresionante noticia, de legislación aprobada por el congreso de los EE. UU., y convertida en ley por el presidente Obama en el pasado mes de junio de 2014, fue revelada ayer por el profesor y director del Instituto de Estudios del Caribe, Humberto García Muñiz.

Bajo el título de El Caribe y sus encrucijadas geoestratégicas, 1492 a 2014, el destacado caribeñista puertorriqueño explicó su teoría del desarrollo de la región a partir de las rutas marítimas y los puertos. A esto él le llama acuaestrategia, lo cual representa que el desarrollo de la región ya no es necesariamente a partir de los enclaves militares, sino del desarrollo económico. Ante esto, el Gobierno de los EE. UU. pierde poder hegemónico en la región, y emergen otras potencias regionales como Colombia y Brasil, que comienzan a sustituir el capital del coloso del norte por capitales locales y regionales.

Para el profesor García Muñiz esto se refleja en la expansión de los puertos en el Caribe para poder acomodarse a las nuevas medidas de transportación náutica. Los llamados súpercargueros, o Post- Panamax, son embarcaciones cuya capacidad de transporte, tamaño y volumen físico, impide que puedan atracar en todos los puertos. Esto requiere transformar los puertos a esta nueva dimensión. Ese proceso requiere capital. Brasil está invirtiendo $600 millones de dólares en el puerto de Mariel en Cuba. La República Dominicana consiguió inversionistas internacionales, entre otros del Gobierno de China, para invertir en su puerto nacional. Jamaica, que tiene un puerto de trasbordo, hizo lo suyo.

Ahora bien, ¿y Puerto Rico, qué? Pues realmente hablando Puerto Rico se quedó fuera de los planes de Washington. La metrópoli se concentró en promover que los puertos nacionales se ajusten a las medidas Post-Panamax, para lo cual puso a disposición fondos federales.

En otras palabras, el puerto de Ponce, es para todos los efectos, una pieza de coleccionistas hoy. Puerto Rico, ahora por vía de un destino político de Washington, continuará siendo una colonia empobrecida y sin mucho futuro. ¿No será este el momento de reclamar otra ruta para nuestro bienestar como nación?

Crédito foto: U.S. Corps of Engineers, Wikimedia Commons, bajo licencia de dominio público