El Mes de la Biblia, una celebración del colonialismo

Justicia Social

El senador Ángel Martínez Santiago, del PNP de Arecibo, ha presentado un proyecto de ley el día 24 de septiembre con el objetivo de que se celebre el Mes de la Biblia en Puerto Rico. El proyecto indica que Puerto Rico ha sido “construido bajo la influencia poderosa de dos países que en algún momento de la historia han ejercido liderato y control político en el mundo entero”.

La influencia hispana, con su evangelización a fuego y espada y luego la invasión de Estados Unidos a Puerto Rico, son presentados como acontecimientos providenciales que nos convirtieron en un país cristiano. El texto de la exposición de motivos afirma que la Constitución del ELA reconoce esta tradición cristiana cuando afirma “...puesta su confianza en Dios Todopoderoso”.

Esta afirmación es interpretada como una afirmación fundamentalmente cristiana que desconoce cualquier otra manifestación religiosa. Obviamente también desconoce, el autor de la medida, la tradición de separación de Iglesia y Estado que subyace a nuestra Constitución.

Como nuestra sociedad es fundamentalmente cristiana, según el senador Martínez, entonces procede hacer un pronunciamiento a favor de reconocer que la Biblia es el libro fundamental de la sociedad puertorriqueña. Puerto Rico puede hacer este pronunciamiento porque Nicaragua y República Dominicana, pueblos con concordatos, también lo han hecho. Por otro lado, esta propuesta se fundamenta en el hecho de que ya hay una legislación, desde el 1994, aprobada por el PNP también, que establece el Día de la Biblia el 1 de septiembre, por lo tanto no se pretende nada nuevo sino extender dicha celebración a todo el mes. Es interesante que para sustentar el valor del texto bíblico el senador cita al presidente de la Cámara de Estados Unidos, 1847-1849, Robert C. Whintrop, quien sirviera como speaker miembro del partido Whig y quien fuera derrotado a causa de su idea sobre el abolicionismo en los Estados Unidos.

Ya que el cristianismo fue fundado por Jesús de Nazaret, según el senador, aunque esta afirmación contradice lo que cualquier historiador de la Iglesia podría probar, su palabra debe ser fuente de “normas sociales”. De hecho, el senador afirma que la Biblia tiene fuentes de conocimiento y sabiduría que sirven de marco de referencia para el establecimiento de nuestra legislación secular. El reconocimiento de la Biblia como libro fundamental, “reconociendo su preeminencia”, dice el texto de la ley, nos coloca en medio de la sociedad occidental, una sociedad “moderna y libertaria”, dice el senador. Me pregunto si ese concepto de “libertaria” es utilizado con su sentido político, el libertarismo representado por las ideas de Ron Paul, o si se refiere a liberal, en el sentido del liberalismo del siglo XIX. La Biblia nos hace una sociedad moderna y liberal, dice el senador.

¿Es liberal una sociedad guiada por un texto que fomenta el odio contra los homosexuales como lo hace el cristianismo de Puerto Rico? ¿Es liberal una sociedad donde los supuestos seguidores de Jesús de Nazaret se identifican con todo movimiento a favor de someter, desvirtuar y debilitar las luchas por los derechos de las mujeres? ¿Es moderna una sociedad donde los lectores de la Biblia son aconsejados a apoyar un movimiento político que promueve la inferioridad cultural como es la estadidad? El senador Martínez cree que es un acto de justicia reconocer la importancia de la Biblia. Yo me pregunto si lo que necesitamos en Puerto Rico es menos Biblias y más educación. La justicia social no será fruto de la promoción de creencias fundamentalistas ni del adoctrinamiento del pueblo por medio del miedo. La cita que sustenta la propuesta del senador termina diciendo que al hombre se le gobierna o por medio de la “Biblia o de la bayoneta”. En una sociedad democrática, ni la Biblia ni la bayoneta; aquí se gobierna por la libertad. Para nuestra cultura, la Biblia no ha sido un símbolo de libertad o de cultura; aquí ese libro ha significado represión, muerte y exterminio. Si vamos a celebrar algo, debería ser la Declaración universal de derechos humanos, no la Biblia.

Crédito foto: Riley Kaminer, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)