Bajo la cama

Creativo

I.Temblor de sombras

La cama tiembla sombras. No me atrevo a mirar el reloj. Miro al techo y el silencio besa mi frente, mientras me hundo en la almohada. Siento una caricia en los pies, pero no veo a nadie. La cama vuelve a temblar. Faltan algunas horas para amanecer.  Cierro los ojos. La caricia regresa ahora a mis piernas, suave sigue hacia las rodillas, llega a mi pubis y jugamos un rato a los manantiales. Abro los ojos no hay nadie. El deseo inconcluso puede más que el miedo y me toco despacio en pequeños círculos. La cama tiembla de nuevo y me asomo debajo de esta.

La mirada de una sombra extiende su brazo hacia mí. No lo pienso, solo me arrastro hacia ella. Bajo la cama, se abre un abismo en el que caigo junto a la sombra al compás del vértigo. Nos besamos, caemos. Nos acariciamos y  bebemos los sexos, caemos. La sombra entra en mí, entro en la sombra y somos de un cuerpo una sombra, que cae lentamente en espirales.  Finalmente, nos llovemos hasta llegar al fondo convertidos en fluidos.  Todo se detiene.  El silencio me besa.  Despierto.

---O---

II.El secreto del siempre

"El soñar besa la eternidad"

Rita Guerrero.


Un aroma a salitre y almendras me transporta bajo la cama. Abro mis manos. Una sombra, la misma de la otra noche, se contorsiona entre mis dedos. Sigo sus pasos mientras los sueños se hunden junto a mi insomnio. Bajo por un túnel donde todo es fragancia, satín y humedad. Escucho el susurro de un arcoíris a la distancia. Sigo mi camino junto a la sombra que acaricia mi espalda. Palpo una puerta. Entro a una habitación azul. Convertida en voz,  ella me acaricia y me invita a beber de su cuello. Ella también absorbe mi sangre hasta sentirme liviana. Me sonríe con las gotas rojas cayendo de nuestros labios. Salimos de la habitación, regresamos al túnel cogidas de la mano. El sabor de nuestra sangre cosquillea un tic tac  en la melancolía de morir. Antes de abrir la próxima puerta, me dice: ¿Has mordido un beso que te haga descubrir el secreto del siempre? Bébeme de nuevo, le contesto, pero la sombra desaparece. Abro los ojos, estoy en mi cama. Aspiro el salitre y las almendras, ya atenuados. Escucho a lo lejos: pronto será siempre.

---o---

III.La habitación roja

Traigo un insomnio entre las manos. Lo moldeo con cuidado y me visto con él. Espero por un momento, la cama se abre y caigo al abismo hacia el ansiado laberinto. Ese que he recorrido otras noches, donde mi amante sombra se funde con los sueños. Escucho pisadas. Veo cómo despiden escarcha. Corro hacia las chispas de colores, pero sus voces se bifurcan.  Choco contra una puerta roja. No puedo evitar abrirla. Adentro hay una Luna Llena que llueve sangre. Bajo la luna me empapo lentamente mientras mis dedos paren sombras. Ellas danzan, me invitan a su baile. Nos besamos, bebo la sangre impregnada en cada pliegue de sus cuerpos. Ellas luego la beben de mis labios. Me desvisten, entran en mí. La luz va muriendo y el insomnio regresa a mis manos hasta que caigo de golpe sobre mi cama.


Ana María Fuster Lavín

Del libro inédito de microcuentos

Carnaval de la sangre

Crédito foto: Alyssa L. Miller, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)