Entrevista a David Caleb Acevedo: para contarla hay que vivirla

Cultura

Del escritor David Caleb Acevedo se puede decir mucho. Basta con hacer referencias a los premios literarios que diversas instituciones culturales le han otorgado en años recientes, resultado de su compromiso cabal -hay que decirlo- con el oficio; vocación en la que ha trabajado largo tiempo, en breves ciclos de soledad y extensos períodos de acompañamiento citadino y humano. Por lo anterior, y con la perspectiva que otorga el camino recorrido, no sorprende verlo como escritor invitado en el Primer Congreso de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica del Caribe Hispano que recién ha concluido. Por espacio de dos horas de intercambio, Caleb Acevedo, autor de la colección de cuentos desongbard, reflexionó acerca de la ciencia ficción en Puerto Rico ante una audiencia de jóvenes estudiantes universitarios y lectores de ese género que se dieron cita en la Facultad de Estudios Generales del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico el pasado martes, 7 de octubre.

Por todo lo expuesto en el párrafo anterior, este servidor quiere compartir las respuestas que David Caleb Acevedo me dio a una veintena de preguntas que envié de igual modo a personalidades del mundo cultural nacional e internacional. Un intercambio con creadores como ritual de aniversario, a raíz de la publicación en 1993 de la revista Taller Literario y por lo que este servidor lleva 21 años de labor consecuente cultural. Y me alegra comenzar esta serie con David Caleb Acevedo pues entre todos los 21 apalabrados convocados para tal ejercicio fue el primero que contestó.

Carlos Esteban Cana: Hablemos acerca del mundo de la creación... ¿por qué crees que tu vida ha sido marcada por el signo artístico?

 David Caleb Acevedo: Excelente pregunta. No sabría vivir de otra forma. Supongo que tengo muchas opiniones de muchos asuntos. Y posiblemente porque a nadie le importa mis opiniones, lo que me hace, naturalmente, querer exponerlas más.

CEC: En qué género te sientes que fluyes más como creador, al menos en este momento...

DCA: Tengo el compromiso de ser un Jack of all Trades. No puedo ni debo escoger géneros. Y lo cierto es que me siento cómodo en todos por igual, en todo momento.

CEC: ¿Cómo contrastas esa experiencia (la que se hace referencia en la pregunta anterior) con la que recibes al explorar otros géneros u otras disciplinas artísticas?

DCA: Como pintor y artista plástico, igual busco expresar opiniones y propuestas, y trabajar temas que van desde lo social y lo humano hasta lo abstracto y fantástico. Mi meta es llegar a la fibra.

CEC: Necesitas distancia o soledad para realizar tu obra...

DCA: Puedo escribir en un taller, in situ. También puedo escribir a solas. Pero me gusta el ejercicio de socializar con otros escritores. Siento que es necesario para recibir comentarios y críticas que me ayudarán a pulir mi trabajo en tiempo récord. Tengo una necesidad de producir masivamente, porque tengo mucho que decir.

CEC: Como creador, con toda esa visión propia de tu época... cómo observas lo que te precede en el arte... ¿cuáles son, si alguna, esas voces creativas del pasado o de la actualidad que merecen tu atención?....

DCA: En todo momento me encuentro conversando con "contemporáneos". El término lo saqué de una conversación con mi primo Francisco Font Acevedo. Él dice que sus "contemporáneos" son toda esa gente con quien él logra un diálogo mientras los lee, ya sea Homero, Honoré de Balzac o alguien tan reciente como Saramago. Se trata de una cuestión de identificación. Personalmente, siempre busco identificarme con todo aquel(la) con quien pueda hacerlo, sea de la época que sea. Busco la identificación activa, no la casual. Entonces, hago una de tres cosas: o refuto su discurso, o lo amplío o lo recreo. Son mis tres acercamientos.

Por ejemplo, una de mis contemporáneas es Anne Rice. Para escribir mi Diario de una puta humilde me sirvió de mucho leer su trilogía pornográfica de La bella durmiente.

CEC: Puedes describir tu poética... es decir, la materia prima... esa con la que piensas que hacer tu obra...

DCA: Mi poética es tan amplia y diluida que no sé si pueda describirla aquí. Lo que sí te puedo decir es que ese mismo afán por expresarme sobre el mundo que me rodea es lo que me mueve. ¿Para quién escribo? Escribo para quien me quiera leer. Para aquel lector o lectora que me considere su "contemporáneo".

CEC: Tienes algún ritual a la hora de acercarte a la página en blanco... concibes la idea, el motivo, con anterioridad o te vas en un flujo de palabras hasta que encuentras el delta indicado...

DCA: Para cada poemario, busco un tema central que quiera trabajar, y lo que sigue son poemas en serie. Exacto. Una serie, como aprendí en mi Bachillerato de Pintura. Siempre que comienzo a escribir, lo hago pensando en serie o en un libro. Nunca escribo poemas o cuentos sueltos. Me parece un insulto a mi habilidad. Así, volviendo a la poesía, en cada poemario lo que encuentras es un tema central trabajado desde distintos puntos con distintos campos semánticos. Por ejemplo, mi poemario Terrarium, inédito, tiene la idea central de cómo sería un libro de poesía si las voces poéticas vinieran de las plantas. Magna Carta, otro poemario inédito, trabaja la idea del cancionero. El palacio de la memoria, también inédito, brega con la idea de salvar la memoria del olvido a través de la antiguo método romano de loci. Y bueno, Empírea, publicado por Erizo, trabaja la idea de la salvación de lo hermoso a través del trabajo comunitario.

Para los libros de cuento, mi procedimiento es muy similar. En desongbard, el libro que ganó el Primer Premio de Cuento 2013 del ICP, trabajo la idea de los lugares idílicos destruidos y las leyendas que se van creando de generación en generación.

En la novelística, se me hace más fácil, pues comienzo con una escaleta, o un bosquejo de hacia dónde quiero llegar, escaleta que voy recreando en el camino, o botando pal carajo. En la novela siempre es más fácil, y mucho más necesario, ser serial. Cada capítulo es un cuento.

CEC: En un mundo como el nuestro, y enmarcado en todo lo que quieras nombrar del mismo -en una dirección u otra-... ¿tiene lugar el arte, la palabra, la creación?...

DCA: Como escritor y artista puertorriqueño, entiendo el terrible momento histórico en el que me ha tocado vivir. Puerto Rico, en algún momento, tuvo una gran tradición de lectores. Se ha perdido, y muchos de nosotros no logramos entender cómo, precisamente, se perdió. Yo, sin embargo, produzco, no solo para que me lean, sino para recuperar lectores, para traerlos de vuelta al mundo de la lectura.

CEC: ¿Qué es necesario para ser un escritor?

DCA: Se necesita tener historias que contar. No puedes ser escritor o escritora si no tienes nada que contar. Y para tener algo que contar hay que joderse. Pasar hambre, sed, padecer necesidades, emborracharse, fumar crack, meterse en peleas y que te partan la cara, partirle la cara a alguien, chichar, que te peguen una venérea, que te arresten... Si tienes tu vida resuelta y la has tenido así toda tu vida, no puedes escribir, porque no entiendes la lucha, el conflicto. La narrativa necesita conflicto.

CEC: ¿Crees que existe el llamado bloqueo del escritor?...

DCA: No. No creo en eso. Tengo tanto que decir que no creo que se me agote la vena nunca. Hay que buscar eso: tener algo que decir. Una de mis mentoras, Loretta Collins, decía que ella nunca escribía si no tenía nada que decir. La secundo. Por eso busco tener qué decir. Miles de cosas que decir.

CEC: Hay quienes piensan que las mejores páginas salen de situaciones extremas o dolorosas... ¿Qué piensas al respecto?

DCA: Estoy en desacuerdo parcialmente. Las situaciones extremas revelan lo mejor o peor del ser humano. Pero también todo tipo de situaciones no extremas. Si el arte es imitación de la vida, entonces no necesitamos situaciones extremas porque la vida tiene de todo.

CEC: Otros esgrimen la tesis de que ese periodo nocturno y sinuoso de los sueños, abona para la creación ¿Será valioso ese universo onírico para crear?...

DCA: Para mí lo es. Para mi escritor favorito, Neil Gaiman, también. Siempre he pensado que tanto los sueños como las pesadillas sirven para organizarte sin que te des cuenta. Mi novela El Oneronauta es un homenaje a esa teoría.

CEC: ¿Hay algo que no te gusta o disfrutas del oficio, del ser creador?

DCA: El proceso de edición. Es sumamente necesario, pero es un camino largo lleno de tedio.

CEC: Prefieres escribir o crear todas las semanas o tienes periodos voluntarios de silencio artístico...

DCA: No tengo periodos voluntarios de silencio artístico. Soy bocón.

CEC: Otros teóricos del proceso creativo, o incluso artistas, manifiestan que el creador es un medio, una especie de antena o médium por el que desemboca la creación. ¿Concurres con esa idea?

DCA: Podría ser. Eso explicaría mucho. (me río).

CEC: ¿A qué aspiras con tu arte?

DCA: Tengo miles de aspiraciones. La más humana es ser inmortal. La más divina es cambiar el mundo: lograr escribir ese poema, con la musicalidad perfecta, las palabras ideales, el ritmo perfecto, y que ese poema, cuando alguien lo lea, le cambie la vida, que sea como un hechizo en latín o celta, que literalmente, salve al mundo o lo termine de destruir.

CEC: Cuáles han sido los libros más significativos, esos que ocupan un lugar de privilegio en tu biblioteca (si quieres mencionar además producciones discográficas o películas, lo puedes hacer)...

DCA: The Sandman, de Neil Gaiman; toda la poesía de Tori Amos; The Left Hand of Darkness, de Ursula K. Leguin; The Lord of the Rings, de Tolkïen; Peter Pan, de JM Barrie; The Neverending Story, de Michael Ende; Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, y El Mago de Oz, de L. Frank Baum... ¡son tantas!

CEC: A veces, como autor, tenemos un aprecio particular por un libro de nuestra autoría... cuál de tus libros o cuadernos propios merece tal aprecio...

DCA: Los odio todos. Me entusiasma escribirlos. Sé que son buenos, pero termino odiándolos.

CEC: En una sociedad tecnológicamente globalizada con redes cibernéticas y teléfonos inteligentes, correos electrónicos, y espacios en la Web como youtube... crees que eso coloca en ventaja de exposición a los autores actuales... en tu caso, esos recursos, han sido útiles...

DCA: Sí. De hecho, lo veo como una ventaja. A mucha gente, mucha, le gusta escuchar a los autores leyendo sus cuentos, poemas o pedazos de novela. Lo descubrí cuando conocí a Charlie Vázquez. Hicimos un poemario juntos, Hustler Rave XXX: Poetry for the Eternal Survivor. Le dimos promoción de esa forma, grabando vídeos para youtube.

CEC: ¿Cuál, entiendes, es el mayor reto que tiene de cara un autor en el futuro?

DCA: Lograr publicar una primera obra. Y lograr romper el cerco de las editoriales tradicionales.

CEC: Y para finalizar... ¿Qué te ocupa en estos momentos? ¿En qué linderos creativos pernocta actualmente el creador que eres?

DCA: Estoy terminando mi primera obra de teatro, El mago iluso. Acabo de terminar un poemario, Pie forzado, que no me ha quedado nada mal. Y bueno, me encuentro escribiendo cinco novelas a la misma vez y tres libros de cuentos. Tengo mucho que contar.