Abya Yala, el indigenismo en Bolivia, Venezuela y Puerto Rico

Política

El reelecto presidente de Bolivia, Evo Morales, en los comicios presidenciales que se llevaron a cabo ayer en su país, declaró que habría que cambiarle el nombre al continente americano por el de Abya Yala. Es decir, un nombre indígena que representa diversidad cultural. Podría parecer algo insignificante o un acto irracional del presidente Morales. No obstante, en el contexto del surgir del pensamiento originario en América, y a la luz de los distintos movimientos sociales que van dando fe de este proceso, en varios países del continente, su pedido no se queda perdido, sino que exige evaluarlo con interés.

En paralelo a este hecho, en el día de hoy se inaugura en Venezuela el Consejo Presidencial de los Pueblos Indígenas. Se trata de un cuerpo con el mismo rango que el Consejo de Ministros, y el cual ayudará al Gobierno en el desarrollo de una política pública en torno a las 2,194 comunidades indígenas que conviven en Venezuela.

Algo nos dice que existe una tendencia ya real en varios países de América Latina, a integrar el pensamiento y la cultura de los pueblos originarios en el proyecto de país-nación. Distinto a la forma en que la modernidad del siglo XIX lo hizo, que meramente declaró “ciudadanos” a los miembros de las comunidades indígenas, promoviendo la desaparición de la cultura original.

En esta etapa que vivimos hoy en el siglo XXI, el reconocimiento a los pueblos indígenas parte de la premisa que más allá de existir, su cultura es en paralelo a la cultura dominante que la modernidad, el capital y el mercado han impuesto.

En este sentido, andamos por un punto de ruptura política con el pasado, y donde las comunidades indígenas impulsan para reescribir una nueva memoria colectiva a partir de las prácticas culturales excluidas. En esta medida, no se trata de decir “ellos” y “nosotros”, sino de plantear cómo conviven distintas formas filosóficas y prácticas de describir la realidad. Bolivia en este sentido es el país a prestarle atención, pues es el primero que gobierna desde 2010 con una Constitución de un Estado plurinacional.

En el caso de Puerto Rico, se ha dado un movimiento en tiempos recientes autodenominado el Estado Nacional Soberano de Borikén. El mismo responde a las corrientes que se han desarrollado en América Latina en torno al indigenismo y su participación política. El ENSB retoma el nombre de Borikén y no el de Puerto Rico, para darle fe a un proceso originario que antecede a la llegada de España a nuestras tierras.

En fin, que estamos en otro momento de la humanidad y el mismo representa un momento de ruptura con el pasado. Ya veremos adónde nos lleva.

Crédito foto: Yves Picq, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)