Luego del plebiscito en Escocia el pasado 18 de septiembre, y de haber ganado la opción de no a la independencia, el Gobierno del Reino Unido, de forma inmediata, anunció reformas constitucionales. El propósito es conferirle más derechos autonómicos al pueblo escocés.
Es curioso, pero un proceso electoral en el cual la opción del sí a la independencia perdió por un margen de casi 10 puntos porcentuales ante la opción del no, los independentistas escoceses lograron progresar en algo: en el ámbito de la justicia, lograron adelantar el reducir la injerencia británica en su territorio. Esto hay que decirlo porque, precisamente hoy, el parlamento británico anunció los planes concretos en torno a la reforma constitucional para darle mayor autonomía a Escocia.
Luego de Escocia, y ante el reclamo de independencia en Cataluña, el Gobierno del territorio autonómico catalán, a través de su presidente Artur Mas, anunció, de forma oficial, la convocatoria a un plebiscito en su nación. El plebiscito catalán tiene dos preguntas esenciales: ¿quiere un Estado? ¿quiere ser libre? En ambas, sí o no es la contestación. Dicho esto, lo que suena interesante es que para los catalanes, la justicia es poder afirmar su voluntad de nación haciendo justicia al revisar su relación con el Estado nacional español.
Ante el reclamo del plebiscito, el Gobierno central de España lo impugnó en la Corte Constitucional, la cual suspendió todo procedimiento por cinco meses hasta que emita una decisión final. Los catalanes se reunieron ayer en Barcelona, y ante la posibilidad de infringir la ley si proceden con el plebiscito ahora prohibido, acordaron suspender ese proceso. Lo que contemplan es realizar elecciones regionales por adelantad, y ver el proceso como un plebiscito en torno a la independencia sí o no.
No sin contradicciones para los catalanes, su sed de justicia los lleva a plantearse nuevamente y por otro camino resolver por vía de sí o no la presente relación que para ellos es injusta con España.
Puerto Rico tiene que aprender de la forma y la manera en que otros pueblos, con similar número de habitantes, han buscado una solución a su reclamo de justicia visto a través de la independencia. El caso de Puerto Rico se sigue limitando a un debate que ha probado ser estéril, entre las fuerzas independentistas reclamando una Asamblea Constitucional de Estatus, y otras fuerzas, en particular la proanexión total de Puerto Rico a los EE. UU., que reclaman que el plebiscito no oficial que hicieron en el 2012 y donde ganaron con el 61 por ciento de los votos directos, es suficiente.
En fin, que la vida nos va pasando en Puerto Rico por delante. Cada día es un día menos sin reclamar justicia y hacerla efectiva en la lucha por la independencia. Algo tendremos que aprender hoy de los reclamos de los pueblos escocés y catalán. Algo...
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