¿Cuál es la respuesta ética ante la muerte de la familia Ortiz Uceda?

Justicia Social

Es difícil de explicar. Pero como ciudadano de a pie en Puerto Rico, uno se cuestiona como un ser humano supuestamente “normal” se organiza un día para ir a asesinar a toda una familia que ve como responsable del desahucio al cual se expone. Esta es la historia de la masacre que se diera en la noche del lunes en Puerto Rico, y la cual terminó con cuatro personas asesinadas, todas de la misma familia. Se trata de la familia Ortiz Uceda, residentes en una urbanización de clase media trabajadora, la cual perdió a papá, mamá, suegra, y el hijo mayor de 15 años, víctima del asesino confeso Christopher Sánchez Ascencio, quien, a raíz de una disputa en el pago de un canon de arrendamiento, decidió terminar con todos ellos.

Independientemente que no exista forma alguna de prevenir este crimen es importante destacar que el mismo se da en una semana en particular donde los legisladores puertorriqueños están debatiendo una revisión exhaustiva al Código Penal, por la cual han propuesto reducir las penas. En un país como Puerto Rico con una larga cultura punitiva, este incidente, único en su clase, es el detonante necesario para reivindicar dicha cultura una vez más. A pesar que uno puede decir que los crímenes de asesinatos se han reducido en un 30 por ciento, un asesinato tan macabro como el de cuatro de cinco miembros de una familia es suficiente para levantar objeciones por parte de la ciudadanía en torno a la legislación bajo revisión.

Realmente hablando es muy penoso lo que pasó en la urbanización Los Frailes, en el municipio de Guaynabo, Puerto Rico. Pero para evitar que la misma situación vuelva a ocurrir, no se necesita más leyes punitivas, que se utilicen como amenaza preventiva. La legislación punitiva no detiene en nada la incidencia criminal. Solo dos factores detienen la incidencia criminal: por un lado, la educación preventiva para que la población no cometa delitos y, de otra parte, la pronta respuesta del Estado en la solución correcta de los delitos, reduciendo así la percepción de impunidad. La mejor arma para reducir la criminalidad es un alta tasa de esclarecimientos en los delitos.

En fin, que nos unimos a la pena que embarga a la familia de las víctimas Ortiz Uceda, y a sus amistades. Eduquemos ahora para prevenir. Y como se dio en este caso, elevemos continuamente la tasa de esclarecimiento. Es lo único que podemos hacer. Por lo cual, hagámoslo bien.

Crédito foto: www.pixabay.com, bajo licencia de dominio público.