Un gran jurado determinó que la muerte de un joven negro desarmado fue un acto de legítima defensa y, por lo tanto, el policía que lo mató no tiene que responder ante las autoridades. La gente de Ferguson, Misuri, salió a las calles. Los que tienen el poder se indignaron porque hubo violencia en las protestas. Y yo me pregunto, ¿de qué vale poder expresarse si no te van a hacer caso? ¿De qué vale la libertad de expresión cuando la misma se convierte en libertad al pataleo?
Un presidente del Senado dijo alguna vez que los puertorriqueños tenían derecho al pataleo, pero que él iba a hacer lo que decidiera sin importar lo que pidiera el pueblo. De esa misma manera se le dice a la gente de Ferguson; que tienen derecho a protestar, pero que lo que se hizo no se va a cambiar.
La violencia policial en Estados Unidos no se reduce. Hace unos días un policía asesinó a un joven negro de 12 años que portaba un arma de juguete. La excusa del policía es que la pistola no tenía el aditivo de seguridad anaranjado que indica que la misma era de juguete. Cuando escuché la noticia solo recordé las veces que anduve mi barrio en Bayamón con una pistola de juguete que no tenía ningún aditivo anaranjado, y si lo hubiera tenido se lo hubiera quitado. Nadie me disparó por ello. En Ohio parece ser que ser negro es razón suficiente para convertirse en una amenaza.
En Ferguson el policía dijo que en la pelea con Michael Brown se sentía como un niño peleando con Hulk Hugan, que Brown parecía un demonio, que si recibía otro golpe en la cara podría ser mortal. Y el gran jurado, convocado y manejado de manera irregular, le creyó. Claro, la víctima no sería escuchada. El blanco habló; el negro se tuvo que quedar en silencio. Y la justicia de Misuri tuvo éxito; el blanco no va a ir a la cárcel por matar al negro.
Cuando la gente se tira a la calle a protestar es señal de que no le queda otra alternativa. Nadie escucha. Pueden salir a las calles y ejercer el vacío derecho a manifestar su opinión, pero es solo eso, su opinión, y lo más seguro está mal. Los que tienen el poder no le temen a una protesta, de todas maneras usualmente no cambia nada. Recordemos las protestas en tiempos de la huelga de la UPR. ¿Qué cambió? Lo interesante es que ese partido, el PNP, un partido que se centró en violar los derechos civiles de todas y todos, ahora es el paladín del derecho del pueblo. Y la gente, que no tiene memoria corta y lo que sí tiene es poca esperanza, va a votar por el PNP en el 2016; “pa' que la cosa cambie”, dicen algunos. Sí, claro, dicen otros.
En Puerto Rico como en Ferguson el derecho al pataleo es una pérdida de tiempo y nos está empujando a la desesperanza. Esa desesperanza que desemboca en violencia. No es una violencia sin sentido. Es una violencia defensiva. Si no nos van a hacer caso, tratamos de empujar la cosa para que nos escuchen. La alternativa es abandonar la cosa pública. “Total no nos van a escuchar”, diría algún joven convencido de que participar es una pérdida de tiempo. Al igual que en Ferguson estamos llegando a un nivel de apatía que nos va a convencer de que participar no vale la pena.
El problema es que ante los retos que tenemos quedarse callado no es viable. Lo que sí debe ser una alternativa es comenzar a ser creativos en la forma de enfrentar los retos. Ante la crudita, ¿qué hacemos? Pues alguien podría imaginar que el cierre de los servicios de transporte son un problema. En algún momento la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos obligó a la gente a aprender a ser solidaria. Cuando se hizo el boicot contra el transporte público la gente caminó, organizó sistemas alternos de transporte vecinal, donde todos daban la mano.
¿Van a cerrar el sistema de la AMA para obligarnos a pagar la crudita? ¿Y que tal si organizamos sistemas alternos con la pisa y corre? ¿Y si organizamos una colecta nacional y le damos el bono a esos trabajadores? ¿Y si nos ponemos a hacer algo de verdad en lugar de escondernos en algún centro comercial? ¿Hay alguien que tome el liderato?
Crédito foto: Jamelle Bouie, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0/deed.en)