Nassau- La nueva política de inmigración impuesta por el gobierno de Bahamas estará bajo escrutinio esta semana, divulgó ayer un comunicado de la administración.
De acuerdo con el ministro de Asuntos Exteriores, Fred Mitchell, las medidas migratorias adoptadas serán analizadas hoy ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), tras una serie de encuentros con la Comunidad del Caribe (Caricom).
El texto detalla que la nueva ley de inmigración- que entró en vigor el pasado 1 de noviembre- pretende fortalecer la política del país en esa esfera.
Varios organismos internacionales han expresado su preocupación directamente al gobierno bahameño por esa medida que ha tocado puntos sensibles en algunos sectores de la comunidad internacional.
Según esos entes, la implementación de una nueva política de inmigración en este archipiélago "podría suponer violaciones de los derechos humanos", mientras otros la calificaban como xenofóbica y en contra de los haitianos.
Incluso la Caricom manifestó su inquietud a nivel diplomático por la implementación de esa política de inmigración.
Sin embargo el primer ministro, Perry Christie, explicó que la preocupación expresada por las diversas agrupaciones se basa claramente en "desinformación" y "malentendidos" que han llevado a conclusiones -prematuras- y erróneas.
La nueva legislación establece que no se aceptarán más solicitudes de visados de trabajo por parte de personas que residan ilegalmente en el país y que los inmigrantes que viven en Bahamas tienen que portar siempre el pasaporte de su país natal.
También estipula que a los hijos de inmigrantes, siempre que el estatus de estos sea legal, se les otorgará un permiso para vivir en estas islas, ir a la escuela y trabajar.
Ante esa situación, el canciller ha reiterado que la medida es central para la supervivencia como nación, para su identidad nacional y para su seguridad nacional.
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