Informe del Jurado al Comité del Certamen Literario del PEN Club de Puerto Rico
Categoría: Novela
Introducción
Este año, se sometieron 16 novelas a la consideración del jurado, a saber:
En el umbral de tu voz, de Dalia Stella González
La iluminada, de Ángela López Borrero
Entretelas, de Roxana Matienzo Carrión
Huesos secos, de Max Chárriez
La anémona, de Ana Marina Rúa
Los impoderes, de Joel Feliciano
Violeta, de Yolanda Arroyo Pizarro
Fortaleza, de José Borges
La caída de Alejandro Curtos, de Yolanda López
Almacén de vida, de Arleen Muñiz Vélez
Brevísima y verdadera historia del Almirante y su primer viaje, de María Zamparelli
Libro de sábados, de Pedro A. Mora Urdaz
Amor intangible, de José Ruiz Malavé
Rita, de Jaime Marzán
No me quieras, de Anuchka Ramos Ruiz
Bugarach, de Tina Casanova
El jurado estuvo compuesto por Maribel Tamargo, Beatriz Navia y Dinah Kortright. El
número de obras presentadas requirió un proceso intenso de lectura, discusión y deliberación.
Afortunadamente, sin embargo, la decisión final fue unánime.
Laudos
Premio 2014
Brevísima y verdadera historia del Almirante y su primer viaje, de María Zamparelli
El premio en la categoría de novela recae este año en la Brevísima y verdadera historia del Almirante y su primer viaje de María Zamparelli, ilustrada por Marsi Caraballo. Como nos permite anticipar su título, se trata de una novela histórica, compatible con el tratamiento del género que emerge a finales del siglo XX y que desdibuja las fronteras tradicionalmente aceptadas entre la historiografía y la ficción.
En un juego de delicados equilibrios, la autora induce a sus lectores a rescatar del inconsciente colectivo la figura de Cristóbal Colón y su empresa, rehaciendo hábilmente el tejido de la Historia con esos filamentos más íntimos de la experiencia humana invisibles en las crónicas y en los informes oficiales. Zamparelli ancla los personajes de su novela en los detalles de su cotidianidad, en la causalidad de sus vidas y también en sus flaquezas y contradicciones.
Explora hipótesis razonables para rellenar los blancos que dejó la Historia y lo hace con gran verosimilitud.
Sin embargo, más que completar una Historia necesariamente inconclusa, nos parece que Zamparelli la cuestiona. Aunque hay muchos indicios de esta apreciación en la obra, tal vez el más claro es la existencia, nada casual, de las dos bitácoras que lleva el Almirante en su viaje, con instrucciones expresas de entregar una u otra de acuerdo con determinadas circunstancias. También vemos cómo se deleita la autora en la descripción de detalles que pasarían inadvertidos para un historiador y cuya relevancia podrían adivinar los lectores. Parece distanciarse adrede de la “objetividad” que pretende asumir el texto histórico al tiempo que demuestra que en ese proceso de distanciamiento pueden perderse conexiones interesantes. Se recrea, además, en la inclusión de personajes y siluetas femeninas ausentes de esos textos históricos.
El Almirante traza y repasa la ruta de su travesía mientras los lectores persiguen el olor de las rosas de Andalucía y dibujan la cartografía de su tránsito por los distintos espacios de la fábula. Las descripciones, muy bien logradas, permiten acompañar a los personajes a través de los escenarios en los que se mueven. Los olores, los sonidos, los colores y las texturas se recrean en nuestra imaginación asistida por los múltiples elementos sensoriales.
La autora emplea dos voces narrativas: una omnisciente y otra que es un personaje dentro de la historia. El jurado valoró particularmente el manejo del lenguaje narrativo, que fluye con nitidez y naturalidad y al que la autora le imprime una “pátina de antigüedad” al intercalar algunas palabras o frases del pasado remoto al que corresponden los sucesos que nos cuentan.
En poco más de cien páginas, Zamparelli logra armar un argumento complejo: el protagonista que intenta hacerse a la mar por motivos diversos y poderosos, las fuerzas antagónicas que tratan de evitarlo a toda costa y, como trasfondo, la inestabilidad política y social que culmina con la expulsión de moros y judíos del reino. Para ello, emplea estrategias tanto de la novela histórica como de la novela policial contemporáneas. Toda una aventura textual que ha conllevado riesgos importantes, pero de la cual ha regresado airosa. El jurado felicita a María Zamparelli y a la artista, Marsi Caraballo, por un excelente trabajo.
Dinah Kortright
La anémona de Ana Marina Rúa
Mención honorífica
El Jurado de Novela de este año ha seleccionado La anémona de Ana Marina Rúa como merecedora de una mención honorífica. En apenas cien páginas, esta obra nos relata la historia de una familia a través de seis generaciones, y, a la vez, nos presenta el proceso de su escritura.
Uno de sus mayores logros es la voz narrativa, especie de narrador-personaje que nos seduce impidiéndonos abandonar la lectura con su actitud contradictoria que se bate entre la ingenuidad y el cinismo.
Sorprende de esta novela la complejidad que logra en tan pocas páginas. La consigue, entre otras cosas, nombrando los silencios, lo que no se dice, en los espacios entre las diferentes secciones de la novela, y mediante los saltos cronológicos que nos llevan desde el siglo XVIII hasta las postrimerías del XX. Central para ese desarrollo es la voz del protagonista-narrador quien en un constante vaivén oscila entre la historia que está contando y su transformación en discurso, como él dice, entre esa forma y ese fondo imposibles de pensar separadamente.
Fragmentos, retazos de recuerdos, trazos en un papel de algo que no se fija demasiado, un libro robado del que nada se sabe, son los elementos a los que nos enfrentamos, tanto el interlocutor silente del texto como nosotros, los lectores. De pronto advertimos que hemos entrado en el juego, hemos sido convocados por la voz narrativa y su cómplice, el interlocutor, quien se ha visto obligado a acceder a la condición impuesta por el narrador de que “esta historia que le entrego acompañe al libro cada vez que cambie de manos”. Es decir, que cuente la historia de Luz, su amada, ya que el libro robado se ha convertido en ese rastro que es “la única conexión tangible que existirá con esta familia que ya se extingue”.
Finalizamos la lectura de La anémona y vislumbramos que todo ha sido una excusa para contar la historia de la lectura de unos rastros, ya que ese acto es la única forma de que perdure el recuerdo de Luz y su familia.
Felicitamos a su autora, Ana Mariana Rúa, por una obra que presenta un discurso y una estructura narrativos muy bien trabajados. Su lectura nos deja con el deseo de seguir leyendo libros de esta novel escritora.
La caída de Alejandro Curtos de Yolanda López López
Mención honorífica
El Jurado en la categoría Novela otorga una Mención de Honor a la escritora Yolanda López López en reconocimiento a su novela La caída de Alejandro Curtos. A juicio del jurado, esta obra demuestra dominio del oficio y del género de parte de su autora. Trata, con sensibilidad humana y sin maniqueísmos, algunos dramas humanos universales que acontecen en esferas del complejo mundo profesional y personal de los médicos (demandas, mal praxis, vericuetos legales, conflictos familiares, entre otros ). Expone nuevas aristas de la medicina mercantilista actual.
Construida con una articulada estructura que maneja tramas paralelas y diferentes perspectivas, nos “muestra” con agilidad la historia del apogeo y ocaso del médico Alejandro Curtos. Su prosa limpia, pero no fría, nos lleva a conocer las tensiones y conflictos de este obstetra demandado por no haber prevenido (muchos años antes) a una embarazada que su hija desarrollaría una alegada y poco conocida enfermedad genética (“fenilcetonuria” ). Entre medio, reconocemos la vida de Granmé, la abuela francesa de Curtos (que había escapado de Francia durante la Segunda Guerra Mundial), la relación de cercanía y distancia con su amiga y amante Irmaxia; y, sobre todo, la personalidad metalizada y frívola de la Meshina, esposa de Curtos, el desapego de sus hijos, así como la de periodistas y abogados que merodean y se lucran con las enfermedades y tragedias humanas. En definitiva, nos ofrece una nueva mirada a entornos sociales, profesionales y familiares permeados más por intereses económicos que por relaciones afectivas y que, a la postre, conducen a soledades análogas a las que se revelaron en La muerte de Ivan Ilych de Tolstoi.
Beatriz Navia