¡Jesús Manifica!

Creativo

(Fragmento del texto contenido en el libro ¿Entidades?)

Segunda dio aviso a su padre y partió de inmediato a su cita en la universidad. Su mente no podía dejar de pensar en lo grandioso de este descubrimiento. No tuvo problemas para entrar a la facultad. Un grupo de empleados de seguridad de la misma habían comenzado las labores de remoción de los portones del recinto universitario desde el día 6 de diciembre de ese mismo año.

Ella recordaba que lo habían hecho también a la media noche, a escondidas. ¿Sería acaso que vislumbraban un mal mayor? ¿Conocían la realidad de las investigaciones que se llevaban a cabo en el recinto universitario? Lo de la seguridad y el acceso de los estudiantes, que alegaron para tal acción, ¿Sería una mera excusa ante la realidad inminente? ¿Qué sabían estos vigilantes, que el resto de la comunidad desconocía? Los guardias no estaban en la entrada. El acceso se encontraba despejado. De Segunda haber querido hacer algún mal lo hubiese conseguido. Pero el verdadero averno reposaba  dentro del recinto. Cuando el infierno se confunde con la verdad, lo saltamos como grillos y lo hacemos tan parte nuestro que hasta lo llegamos a estimar −y en el peor de los casos− lo podemos hasta necesitar. Inadmisible que alguien encubriera información vital que pudiera salvar a tantos y evitar la destrucción. Desatinados los esfuerzos. El mal ya estaba, ya era, ya existía.