Ayer se celebró la vista sobre la demanda contra el municipio de San Juan incoada por el comité organizador de las Fiestas de la calle San Sebastián. En dicha vista, el juez Besosa se convirtió en un mediador y no resolvió nada. Al final el comité retuvo el derecho a utilizar la Plaza del Quinto Centenario el jueves en la noche para llevar a cabo sus celebraciones, el reconocimiento de Tito Trinidad, también retuvo el derecho a celebrar la misa, que nadie se lo estaba impidiendo, y la procesión con los cabezudos. Por otro lado, el Municipio cedió al comité 12 de los quioscos donde podrán vender comidas y bebidas. Lo más importante de la vista del miércoles fue que el juez Besosa retuvo la jurisdicción del caso para ver el asunto de las violaciones constitucionales en una vista posterior.
¿Por qué el Juez pospuso para una vista posterior los asuntos constitucionales? ¿Por qué no desestimó el caso luego del acuerdo entre las partes? Esta acción por parte del Juez debería preocupar a muchos. Una posible explicación es que el Juez pretende mantener vivo el pleito hasta que pasen las Fiestas para poder actuar en todo momento como un monitor de las mismas.
¿Estamos en ese punto que hasta una fiesta en una calle tiene que ser monitoreada por un juez federal? Otra posible explicación, aunque para mí esta es la menos probable, es que el Juez realmente cree que hay violaciones constitucionales que atender en el caso. Si esto fuera así, el Municipio podría terminar pagando cantidades millonarias por esas violaciones. Esta segunda alternativa tiene sus problemas pues, según una abogada constitucionalista, la demanda sufre de fallos en cuanto a la forma en que se hicieron las alegaciones.
El municipio de San Juan está cantando victoria con el acuerdo. Incluso Carmen Yulín Cruz reclamó en las redes sociales que el comité había obtenido menos de lo que originalmente ella les había ofrecido en octubre. El problema es que, a pesar de que es posible que sea cierto lo que afirma la Alcaldesa, el comité retuvo el poder de ser el comité organizador. Me refiero a que este grupo de amigos que se autoproclamaron el comité, quienes no representan los intereses de los residentes del Viejo san Juan, podrá seguir diciendo que ellos son los dueños de las Fiestas de la calle San Sebastián. ¿Qué tal si nos atrevemos a quitarles ese poder? ¿Qué tal si se organiza un anticomité compuesto por residentes de la calle San Sebastián y por residentes del Viejo San Juan? Imaginemos un comité donde realmente se consulte a los residentes, donde se tome en cuenta el bien común a la hora de organizar estas celebraciones y donde realmente se organicen unas fiestas que respondan a intereses culturales y sociales.
Las Fiestas de la calle San Sebastián no son otra cosa, en este momento, que un escape en el alcohol y las drogas de la realidad de nuestro país. La contribución cultural y social de dichas celebraciones es casi inexistente, ya que han caído en manos del sistema de comercio y consumo corporativo que no mira, en ningún momento, el bien de todos sino las ganancias que puedan tener. La alcaldesa Carmen Yulín Cruz ha dado la batalla para tratar de convertir las Fiestas en una actividad más segura, y yo creo que lo ha logrado. Lo que no ha tratado la Alcaldesa, y creo que se ha perdido totalmente, es lograr que haya una participación real de los residentes del Viejo San Juan. Así que se van a celebrar las Fiestas, y los del comité harán su dinero con la excusa de que así están sirviendo a Dios, y el Municipio retuvo el poder de recuperar su inversión, y nosotros, los residentes del Viejo San Juan, tendremos nuestro fin de semana infernal lleno de personas borrachas, tapones y la imposibilidad de ser parte de una verdadera fiesta de pueblo porque ahora, de todas maneras, las Fiestas de la San Se pertenecen a las corporaciones.
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