Guantánamo o lo que nunca debió ser

Justicia Social

En diversas ocasiones he hecho mención de artículos específicos de la Declaración Universal de Derechos Humanos porque lamentablemente y al parecer caen en el olvido sociopolítico. Ayer, en su mensaje a la nación, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió a pronunciar su interés en el cierre de las instalaciones de Guantánamo, promesa incumplida (son varias las razones que se esbozan) aun cuando esta había sido parte de sus primeras campañas electorales.

No importa ya si la cantidad de detenidos en esta horrible prisión ha ido disminuyendo, esta nunca debió existir, como tantas otras cosas que se hacen en el supuesto nombre de la seguridad ciudadana. Ojo, con esto no se plantea una minimización de la protección de los ciudadanos, sino que ninguna acción puede contravenir una libertad, un derecho. Y desgraciadamente, Guantánamo, entre tanto ha violado sistemáticamente el artículo 5 de la mencionada Declaración Universal de Derechos Humanos: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”, y otros preceptos vinculados al amparo ante la ley.

Nadie es nadie. Así que ante el recordatorio ayer de que todavía un grave estigma que permea el derecho internacional no ha sido subsanado, deben ser más claras, continuas y consecuentes, si cabe, las voces que repudien la aún operativa cárcel y las acciones que propendan al cierre inmediato de la misma.

Crédito foto: takomabibelot, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)