¿A qué va el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, a la cumbre energética en Washington? Es curioso, pero es una cumbre de Estados titulada Cumbre de Seguridad Energética, y la convoca el vicepresidente de EE. UU., John Biden, y en la misma participan Estados soberanos del Caribe. A la de Puerto Rico asiste el Gobernador y, curiosamente, el presidente del Senado, Eduardo Bhatia, también se ha unido.
Puerto Rico no es un país soberano en el sentido histórico, y en particular del siglo XIX, del término. Soberanía de Estado requiere no injerencia en sus asuntos internos por parte de otro Estado. Pero, todo indica que los tiempos han cambiado y con los cambios vienen también modificaciones a los entendidos culturales.
Ante esto, ¿qué hace el Gobierno de Puerto Rico junto al de República Dominicana o Jamaica o Barbados, en esta cumbre? Pues, Puerto Rico se encuentra participando en esta nueva coyuntura histórica como país semisoberano. En la alternativa, nos parece que el cambio de comportamiento cultural de nuestros gobernantes responde más a alguna negociación que se haya realizado entre los Gobiernos de Washington y San Juan, donde la Isla ha asumido un nuevo rol en la geopolítica de EE. UU. En particular, en una coyuntura donde para poder sobrevivir la era del “fin del imperio”, Washington tendrá que negociar nuevos acomodos en América Latina y el Caribe. A conveniencia de todos, ¿quién mejor que Puerto Rico para liderar a favor de Washington en esta nueva coyuntura?
En su libro Puerto Rico: política exterior sin estado soberano, 1946/1964, la Dra. Evelyn Vélez Rodríguez adelanta un poco el momento que estamos viviendo. En particular recoge este momento el periodo donde Luis Muñoz Marín dejó la política exterior del Estado Libre Asociado, y se enmarca donde Alejandro García Padilla lo ha insertado. En otras palabras, algo nos dice que Puerto Rico ha logrado reconquistar un rol histórico que tuvo para el Gobierno de Washington en la región Caribe, y lo retoma ahora como una nueva oportunidad cultural de ser “útil” para nuestros países hermanos.
En fin, es un nuevo momento. Hay que ver qué pasa. Pero sin lugar a dudas la situación nos impone un ajuste en nuestra forma de pensar a Puerto Rico. De repente nos comportamos como un Estado soberano sin serlo. O simplemente nos hemos insertado en las necesidades de la geopolítica de EE. UU. El tiempo dirá.
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