Marie Ramos Rosado: La lucha de la mujer negra

Caribe Imaginado

Dra. Marie Ramos Rosado, “Marie la de Calabó”, se ha distinguido en el área de la cultura, la literatura y las luchas feministas. Su palabra, segura y firme, nos descubre un mundo que todavía está por hacerse, el mundo de la mujer negra. Hoy, en el 2015, ya en el siglo XXI estamos todavía comenzando a ver lo que significa ser mujer, mucho más cuando ese ser mujer está atado a la condición de la negritud.

La Doctora Marie Ramos Rosado, quien vive comprometida con esa lucha desde la década de los años setenta, nos abre su intelecto para que podamos ver lo que implica ser parte de una minoría, o una mayoría mejor dicho, ignorada que se construye por medio de el esfuerzo constante de la palabra.

Cuando me encuentro con Marie lo primero que tengo que preguntar es ¿por qué “Marie la de Calabó”?

“Porque fundé un grupo de bomba y plena en Carolina, no todos los miembros del grupo eran negros, en el 1979, pero el concepto se convirtió, más allá del asunto de la cultura, en una defensa de la negritud. Comenzamos a hablar contra el racismo, hablamos sobre Mandela, sobre los haitianos, y nuestra producción comenzó a hablar de tal manera que pasamos de algo nacional a internacional. Las canciones comenzaron a ser con contenido siempre haciendo referencia a situaciones políticas. En ese tiempo tocamos el tema de Adolfina Villanueva, de ese modo la bomba, el baile, era un frente, el objetivo era proponer el reto político. Así Calabó dejó de ser folclore y pasó a ser activismo. Había una canción que movilizaba a la gente cuando la escuchaba, “Ya se escucha el grito, bien desesperado, pues la raza negra se ha movilizado. Ya se escucha el grito, óyelo bien se llama apartheid un mal gobierno que rompe la ley". Así nos propusimos educar desde las conciencia de las minorías”.

Con la rapidez en su palabra, Marie Ramos Rosado, toma una breve pausa y continúa conversando.

“Una anécdota de esa época es que cuando el Quinto Centenario, Hernández Colón iba a hacer unas actividades con las naves que venían a los puertos, yo presenté, en ese tiempo, un trabajo que se llama vejigantes, era experimental. En la presentación van entrando unos vejigantes y el último es Santiago Apóstol, que entra con unas cadenas, y comenzábamos a decir, cada vez más fuerte, “oprime, oprime”. Entonces un vejigante lo ajustició. Esto es un esfuerzo por recuperar las reflexiones de Frantz Fanón, el intelectual martiniqueño que propone una visión del mundo desde la negritud, desde el oprimido. El Instituto de Cultura nos dio un contrato, durante esa época, hicimos la presentación en Maunabo y nunca más nos llamaron, no querían, obviamente, una presentación contestataria ni revolucionaria".

Más allá de lo que creemos sobre la negritud, la realidad es que vamos descubriendo que se trata de un asunto al cual le hemos dado muy poca atención. Por un lado, creemos, en general, que se remedia con unos bailes o algo de folclore, pero como en otras ocasiones nos percatamos de que falta algo. La movilización política es parte de esa necesidad. Recientemente escuché una entrevista que le habían hecho a Marie Ramos Rosado, por Radio Universidad, y mencionó un grupo político de mujeres negras que existió en la Isla, por ello le pedí que me hablara de dicho movimiento.

“Se llamó Unión de Mujeres Puertorriqueñas Negras, como puedes ver, siguiendo la recomendación de Zenón, quien lo propuso en la década de los setenta, la cualidad racial no es primero sino que el elemento cultural es fundamental. Por eso decimos que somos puertorriqueñas, primero, y negras después, no como un rechazo de la negritud sino como una afirmación de pertenencia al pueblo de Puerto Rico. Decir negro primero es colocar lo racial sobre lo cultural. En ese grupo estaba, entre otras, Ada Verdejo, Marilú Franco, Doris Quiñones. Ada era la única que ya era doctora, todas éramos estudiantes doctorales. Yo estaba trabajando con mi tesis sobre la mujer negra en la literatura puertorriqueña: cuentística de los setenta. Todas, de una manera u otra, estábamos haciendo investigación sobre la negritud. En el grupo hubo de todos, gente como Choco Orta, y otras artistas, también Iza Merino Falú, y la Lcda. Ana Rivera Lassén, quien fuera la primera mujer puertorriqueña negra en presidir el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico”.

Vuelve y se detiene.  Respira y continúa.

“El grupo se fundó en el 1992, porque íbamos a entrar en la celebración del Quinto Centenario. Hicimos una comisión para participar de los eventos internacionales. Luego de regresar decidimos incorporar la organización. En ese tiempo se había decidido que cada 25 de julio se iba a conmemorar un movimiento para celebrar a la mujer negra. Un grupo fue a Loíza  a trabajar con el tema de la salud. Otros nos quedamos con la cultura. En el 1993 organizamos una actividad en Carolina. Nos dedicamos a denunciar el discrimen racial, pero como feministas, en ese tiempo las feministas no le ponían atención, no era el asunto de campaña. Gracias a ese grupo de mujeres, y el grupo siguió, se logró que el 8 de marzo, la Comisión de Asuntos de la Mujer, que conmemoraba a la mujer trabajadora, incluyera a la mujer negra en la celebración y así se comenzó a romper el silencio al que se había sometido a la mujer negra. Se decidió dedicarle el día internacional de la mujer trabajadora a Sylvia del Villard y a la mujer negra. El grupo hizo un trabajo fuerte e importante para visibilizar a la mujer negra.

En el movimiento feminista comenzamos a preguntar, ¿dónde están las negras en el liderato? ¿Cómo es el discurso? ¿Se identifican como negras? La negritud daba trabajo sacarla de la boca, nadie quería hablar de ello, aún hoy tenemos ese reto, impulsar un diálogo más amplio acerca de la negritud. De hecho, este próximo 22 de febrero, que es domingo, vamos a hacer un movimiento las 33 afroboricuas por Oscar. Cuando comencé a convocar, algunas no negras comenzaron a manifestar dudas para participar. Yo lo que dije es que si te sientes afrodescendiente apoya la movida. Todavía hoy cuando se trata de hablar de la negritud en el independentismo no lo quieren traer porque supuestamente divide".

Marie recuerda que este problema no es reciente, ya desde sus inicios se encontró con esa resistencia a traer el tema negro.

“En el 1986, yo era profesora en la Interamericana, recuerdo un congreso de la mujer, se iba a celebrar el 8 de marzo, y mando mi resumen, estoy bien interesada en hablar sobre mi tema, de la mujer negra en la literatura. Y me mandan una carta, como dos semanas antes, explicando que no podía presentar en el congreso porque no había espacio para el tema. Me moví y contacté a las jóvenes de Ciencias Políticas, en la UPR, una de ellas trabajaba con la revista Homines, la chica me pregunta qué pasó y le explico. Ella dice que cómo que no le dejan participar. Ella era la presidenta del consejo de Ciencias Sociales y organizamos la presentación aparte. Escogimos un salón aparte. Decidí hablar de veinte mujeres negras vivas, entre ellas Lucecita Benítez, Doris Pizarro, Petra Cepeda, Raquel Ayala, Katina Colón, Victoria Espinoza, Virgen Orta, Choco Orta, y Marie Ramos. Cuando me pongo a escribir, me encuentro a Lucecita, a quien conocí en Moscú, le conté lo que pasó. Ella dijo que iba a ir. En la conferencia decía 19 mujeres negras. Llamo a Clemente Soto Vélez, le leo la conferencia y cuando llego al final me dice que por qué no me había incluido, te tienes que incluir, me dijo, porque si no nadie habla de ti”.

“El día de la conferencia, cuando ven a Lucecita entrando, la gente se movilizó, hasta el Rector se tiró de la oficina, nos movieron a un espacio más grande porque la gente no cabía. Yo tenía la conferencia escrita a mano y la gente de Homines me pide copia, pero yo solo tenía esa a mano y ellos la toman y la transcriben, así la publican. Entre la gente que estaba en la conferencia había algunas feministas y me dicen que estoy dividiendo el movimiento. Entonces se plantea que el asunto es de clase, no se trata solamente de raza o género. Ana Rivera Lassén dice que hay que tener la piel como la tengo yo para entender lo que yo estaba diciendo. Ese evento es de los pioneros. Los grupos feministas me rechazaron, fue difícil en ese tiempo”.

“Todavía hoy sigue siendo un reto. En el 2009 propuse el curso de la mujer negra en la literatura y me tomó seis años para que lo aprobaran en la UPR. Pronto vamos a organizar un congreso dedicado a Zenón, hay que rescatar esa memoria, pero sobre todo la lucha. Hay que salir de nuevo, pero organizados, hay que estar dispuestos a organizar un movimiento político, no partidista, de los negros en Puerto Rico. Todavía yo no he visto el avance del tema negro, me parece que  la conciencia sobre la cuestión LGBTT ha avanzado más que la negritud".

Entonces le pregunto la razón por la cual este tema sigue siendo un tabú, la razón por la cual el tema negro sigue olvidado.

“Ha habido un problema en cómo se ha promovido la negritud como fealdad, como criminalidad, siempre como algo malo. Cuando la negritud sale se le asocia con cosas feas. Trato de promover una visión alterna, mujeres exitosas, alternativas, mujeres que defienden su espacio. Tenemos que ir más allá de las víctimas, la mera victimización solo nos deja en una situación de vulnerabilidad. Es un problema institucional. Entrar en ese tema y la mujer, y si añades lo de clase, es bien difícil, pero hay que hacerlo".

Pensando en el ámbito de lo político le pregunto, ¿cómo conjugamos feminismo y negritud en Puerto Rico?

“Hoy, pienso que se ha hecho un gran trabajo. Hay más conciencia de la situación, aún con los problemas que acabo de señalar, pero el problema es que no está organizado. Ni están organizadas las negras ni los negros. Lo que pienso es que siempre es una cosa eventualista, se sale para fechas específicas, por ejemplo en marzo, la abolición, festivales, o cuando vino Obama. Pero no es un proyecto coordinado. Cuando se habla de la puertorriqueñidad, siempre es sobre los blancos; el elemento negro no se discute como parte de la identidad. Yo sin embargo siempre que lo hago incluyo ahí el elemento negro. El problema es que se ha internalizado. Ideológicamente hay que sacárselo de la cabeza. He visto intelectuales defendiendo la negritud, utilizando términos que degradan la negritud. Hay que establecerlo desde la base".

Por último le pregunto sobre la opción a favor de la independencia y su relación con la negritud.

“Esos son todos unos blanquitos. Ellos tienen una base negra en el movimiento, en el Partido Independentista Puertorriqueño y en otros movimientos, pero todavía los ignoran. Creo que tienen que tener más libertad para hacer visibles a las personas negras, esos rostros que se van ocultando. Que el tema se discuta. El problema real es que no se discute el asunto de la negritud. Como no le han dado paso al sector, ni ha desarrollado los cuadros, se sigue actuando como si no estuviera ahí el reto de la negritud. Yo creo que el tema es muy complejo y que requiere que nos vayamos movilizando cada vez más".