El IVA, entre las mentiras y las locuras de los medios

Justicia Social

Se soltó el IVA y la gente salió a toda prisa a oponerse, aprobarlo o criticarlo. Claro, y esto no es ni malo ni bueno, cada cual sale a defender su propia posición y velar por sus necesidades. Ayer, mientras trataba de comprender un poco el debate, escuché al menos siete interpretaciones absolutistas sobre el IVA. Va a causar una salida de negocios, van a cerrar las empresas, los empresarios no van a tener incentivos, expresaron unos. Los municipios se van a ir a la quiebra, no van a tener dinero, se va a desplomar el sistema municipal, dijeron otros. Esta es una renuncia a la creatividad, el País está destinado inexorablemente al fracaso, esto no es sostenible, pronunciaron algunos. Cada cual dio su opinión, pero en medio del ruido de las opiniones muchos nos quedamos con la necesidad de que haya un diálogo más profundo.

El IVA es un intento de remediar un problema mayor de las finanzas estatales. No lo voy a condenar inmediatamente, aunque confieso que sus aspectos regresivos me preocupan, sobre todo cuando tenemos una población que va a ir envejeciendo. Se trata de otra manera de colectar el dinero que hace falta para fines de dar servicios públicos. Tengo una reserva cuando escucho a grupos identificados con bancos o sectores empresariales diciendo que lo que hay que hacer es recortar el gasto. La pregunta que tengo cuando alguien habla de recortar es: ¿por dónde comenzamos? ¿Recortamos educación? ¿Recortamos salud? ¿Recortamos seguridad? La realidad es que es en esas áreas por donde se nos va la mayoría de la inversión pública. Y los sectores empresariales, clase que no es realmente emprendedora, ya que descansa en incentivos que son realmente subsidios para ellos, siguen presionando para que no se les cobre.

Cuando nos enfrentamos a la realidad de un Puerto Rico que va a ser cada vez mayor, más viejo, donde habrá menos jóvenes y estudiantes, tenemos que reconocer que el proyecto político y económico tiene que responder a esa realidad. No somos, ni vamos a ser, el Puerto Rico de los años treinta. No somos, ni vamos a ser, el Puerto Rico de Operación Manos a la Obra. Esto, aceptarlo, no es un acto de resignación ni de fracaso. Aceptar que Puerto Rico tiene una realidad diferente es parte de un proceso de maduración. Yo sé que hay sectores que quieren soñar con la época de Manos a la Obra, pero siendo realistas hay que soñar con la época del siglo XXI. Esta realidad es la que hay que considerar al momento de hablar del IVA. Lo demás es pura pérdida de tiempo.

El proyecto de ley, según se ha publicado, incluye exenciones a los sectores sin fines de lucro que dan servicios. Al parecer, según una lectura somera del proyecto, la educación privada sería exenta y, por lo tanto, el impacto que tendría el IVA en dicho renglón no será tan marcado. Los medicamentos y los alimentos no preparados serían también exentos, esto reduce el impacto del IVA en la vida de los viejos y sectores más pobres. Se dice, eso hay que estudiarlo, que se establecerá un proceso de reintegro para los menos privilegiados; esto sería una forma de revertir el impacto regresivo del IVA. Esas son varias alternativas que se han discutido y que están en el proyecto. Lo que pido es que participemos más sobre este tema. No podemos dejar que los medios dedicados al miedo y la histeria monopolicen la discusión pública. Un poco de razón no nos vendría mal.

Crédito foto: www.pixabay.com, bajo licencia de dominio público