Opino que se liquida políticamente el gobernador Alejandro García Padilla, del oficialista Partido Popular Democrático, como líder si insiste en la reforma contributiva, clasista y venenosa, que ha propuesto mediante el llamado IVA (importe al valor añadido). En otros países socialdemócratas, las contribuciones son una medida solidaria de corte socialista que revierten a las mayorías en pensiones, seguro de salud universal, extendida licencia de maternidad, y se pagan con gusto. Cuando el tributo se orienta para servirle a los acreedores de la deuda, patronazgo y corrupción, entonces se pervierte el servicio de forma inmoral al servicio de las criaturas del neoliberalismo, y el tributo se odia.
Tres alcaldes de Puerto Rico que reúnen el 20 por ciento de la población -San Juan, Carolina y Caguas- se han lanzado valientemente al ruedo y se han opuesto a esta ley de reforma. Curioso, los tres son parte del mismo partido oficialista donde milita el Gobernador. Los demás partidos se oponen. El Gobernador está en minoría. Sobre los senadores y los representantes de estos municipios recae el ojo público a ver dónde están sus lealtades.
Es hora de servirle al País. Las voces que tienen intereses creados con contratos de Gobierno para ellos y sus familiares deben limitar sus expresiones públicas y tener mayor recato para no defender una legislación inmoral y abusiva por demás. Se les ve la costura. La banca, los seguros, las iglesias están exentos del IVA, mientras innumerables sectores quedarán grabados con el tributo en cadena.
Un ejemplo. Los arrendamientos a residencias estaban exentos, lo que permitía mantener los arriendos bajos, y los pequeños y los medianos propietarios podían planificar inversiones y su futuro, se mantenían los arriendos accesibles y se incentivaba la industria de la construcción. Todo ese plan lo echan por la borda.
Solo se mantiene la exención a los que en su vivienda tienen un apartamento en la marquesina o segunda planta. Ahora sufrirán los inquilinos de escasos recursos con aumentos en los arrendamientos, se desmoronarán los alquileres y las propiedades irán a parar devaluadas a las manos de los nuevos amos que llegan rapaces a comprar barato con exenciones de toda índole para quedarse con nuestras riquezas. Señores: ¿dónde ha quedado la vergüenza, cómo es posible que haya algunas personas defendiendo esta patraña?
Si el Gobernador quiere sobrevivir como político, que se arme de valor. Haga como los tres bravos alcaldes y dé marcha atrás, retire esta ley venenosa y enfile sus esfuerzos a medidas solidarias: diga que la deuda pública es impagable, fomente pleitos de clase de los boricuas contra el Congreso de EE. UU. para que asuma la deuda de Puerto Rico. Confiera el derecho al voto de la diáspora en nuestra patria; solo necesita enviar un proyecto de ley eliminando el requisito del domicilio para que 5 millones de nuestros hermanos voten aquí. Cree por orden ejecutiva una Comisión Nacional Estratégica para estudiar e implantar la reglamentación de las drogas para permitir el uso y prohibir la venta, que el Estado compita con los capos y verá cómo baja el crimen y los enormes gastos presupuestarios que hoy se incurren.
Verá que con medidas así se reivindicará como gobernante. Por el camino que va lleva a exprimir al pueblo con tributos para beneficio de acreedores de una deuda impagable. Está a tiempo de rectificar. Es el consejo desinteresado que le da un verdadero amigo.
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