Y la separación entre Iglesia y Estado, ¿qué se cuenta?

Justicia Social

Nuevamente, un tema que propulsa el Estado se ve claramente condicionado por el tinte religioso. El concepto de perspectiva de género que estimula la equidad y la justicia social se vio ayer evidentemente asumido por las huestes religiosas. Por lo que la tergiversación del asunto es obvia.

Mientras la perspectiva de género es una cuestión de derechos humanos, el fundamentalismo religioso lo observa desde un escaparate para una especie de currículo de enseñanza que daría paso a prácticas como la promiscuidad. Algo que por supuesto no está basado en principios veraces. Por lo que ese “no a la perspectiva de género” que presentaban los carteles ayer en la marcha multitudinaria es aterrador.

De esta manera, se cuenta también que esa “negación de derechos” es a su vez a favor de la niñez puertorriqueña, cuando realmente todo lo que atenta contra la justicia social no puede manifestarse en pro de nadie. Y asimismo, se suma la intervención voraz de la Iglesia en asuntos promovidos por el Estado laico.

No podemos seguir asumiendo las cuestiones sociales de relevancia y pertinencia para nuestro País desde el fundamentalismo pernicioso. Las partes, cuando conversen, no pueden estar regidas por el extremismo y la intransigencia. Debe dirigir la razón y la lógica es simple: no podemos continuar permitiendo una sociedad violenta determinada por los estereotipos que nos hemos arrogado.

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