Confesiones de la vida misma, la palabra y la justicia social…

Caribe Imaginado

Entrevista con el escritor Daniel Nina.

“¡Coño, no!, gritó Martín con gran desesperación bañado en sudor en medio de una noche de primavera, logrando despertar de la pesadilla que llevaba horas atormentando sus sueños.”*

En verano de 1992 comencé el ciclo de entrevistas a escritores y dramaturgos caribeños publicadas en el Post Antillano, fueron más de veinticinco personales creativas que rompieron el silencio del oficio de escritor y conversaron con nosotros sobre sus procesos creativos, influencias literarias, las luchas contra el sistema, los prejuicios, la enajenación cultural, sus sueños, metas, reflexiones. Tomamos un receso en el estío del 93. Agradezco a cada uno de ellos por su generosidad al contestar mis preguntas de las que tanto aprendí. Hoy retomo con emoción y curiosidad apalabrada, para entrar de nuevo al mundo íntimo de esos perversos magos de la palabra.

Dicen que los nacidos bajo el signo de Capricornio, como nuestro entrevistado hoy, son trabajadores hasta la adicción, enfocados, persistentes hasta el agobio en conseguir lo que creen justo y necesario. Quienes pertenecen al mundo de los signos de tierra, son territoriales, obstinados, también protectores, confiables, disciplinados, pragmáticos y muy amorosos. Pues así mismo es Francis Daniel Nina: Rebelde, combativo, persistente, luchador, intelectual, creativo, tierno, buen compañero. Su conciencia social, histórica política no está exenta de una gran calidad humana. Caribeño, nacido en 1962, es uno de los fundadores de El Post Antillano. Abogado, escritor, mediador, narrador, conferenciante, ensayista, especialista en cine, con un currículo académico impresionante, así de impresionante es su verticalidad.

Daniel Nina ha publicado más de cien artículos sobre identidad, ciudadanía y racismo, ciencias políticas, equidad, entre otros; libros de ensayo, de cuentos, y hasta guiones para televisión. Además, Nina disfruta de pasear por la playa, bailar, disfrutar del cine y sus amigos. Al fin de cuentas, nuestro capricorniano no escapa de los designios de su signo.


Martín había decidido abrir la ventana para calmar el sudor que la pesadilla había provocado en su cuerpo. Aún el sol no salía, y la luna llena iluminaba toda la bahía de la comunidad de pescadores donde pernoctaba temporeramente. De repente la luz de la luna invadió todo el pequeño aposento, iluminando el viejo camastro, sus viejas maletas y su ordenador portátil.” *


Ana María Fuster: Entremos directamente, en el Daniel Nina escritor, ¿cuál fue ese momento en el que sentiste la necesidad de escribir, de verte como escritor?

Daniel Nina: “A los ocho años comencé a escribir. O a fingir que era escritor. Tenía una "novia" en tercer grado, y ella tenía dos pretendientes. Yo era uno. El otro le escribía poesía. Yo intentaba y no me salía bien. Mi padre, Emiliano, me aconsejó utilizar los versos sencillos de José Martí, a partir de ahí, ella pensó que era el niño más talentoso. Fuimos amigos mucho tiempo, pero jamás "novios". Al día de hoy me recuerdo su nombre y apellido, y siempre la saludo cuando la veo. Pero, tampoco fui poeta. Pero me gustó la de escribir. De José Martí, desde los 8 años me acuerdo: "Cultivo una rosa blanca en junio como enero para el amigo sincero que me da su mano franca, y para el cruel que que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortigas cultivo; cultivo la rosa blanca”.

AMF: Pero además de esa necesidad de escribir, somos primero lectores. ¿Cuáles fueron esas primeras lecturas que te marcaron sin remedio?

DN: “Hubo tres libros que influenciaron mi temprana adolescencia: La orquesta roja (novela de Die Rote Kapelle), la biografía de Charlie Chaplin, y la biografía de Malcom X. Tenía apenas 12 a 13 años, y fueron los primeros libros que leí. En las dos biografías lloré mucho. En particular la de Malcom X. Sobre todo que esos libros, y mi familia, determinaron mis convicciones políticas a partir de ese momento. También mi primer viaje a Cuba, donde me compré las dos biografías, a los trece años, fue fundamental. Vi libros que jamás habría pensado que existían.”

“Decidió prender el pequeño ordenador y continuar escribiendo la historia de aquel romántico muchacho que en una década vio cambiar la vida, y la vida lo vio cambiar a él. La pantalla estaba en blanco tan solo con el título del capítulo: Portugal 1990. Pensaba en cómo acercarse a la trama nuevamente. De repente sintió que la luna se fragmentó y, como si fuera uno de esos pequeños pedazos lunares, vio entrar una pequeña lucecita en su cuarto.” 

AMF: Coméntanos sobre tu proceso de escribir, tu relación con la palabra. ¿Tienes rituales o manías a la hora de escribir?

DN: “El único ritual, por el cual la vida personal me ha dado muy duro, es que escribo todos los días, entre cinco y siete de la mañana. No paro. Eso es lo más importante para mí, escribir y sobre todo temprano en la mañana.”

AMF: Pero más importante que esos rituales o manías como escritor son nuestras motivaciones, la llamada inspiración o aquello nos da un jamaqueo en el pecho, en la mente y nos obliga a escribir. ¿Cuáles son tus principales detonantes al momento de escribir?

DN: “Desde mi infancia más pequeña, mi padre siempre me llevó al cine. Tengo memoria de dos películas importantes en mi vida: Grandes Amigos (Dir. Luis Lucía, España, 1967) y The Love Bug (Dir. Robert Stevenson, EE.UU., 1968). Estas dos películas marcaron mi niñez, y a mi mejor recuerdo fueron las primeras que vi. Luego a partir de mis diez años, me recuerdo que todos los domingos mi padre me llevaba al cine. Entre los doce y trece años disfrute del experimento visual más importante que se haya hecho en el país: el cine-teatro El Cinematógrafo. Una experiencia visual fundada como parte de las empresas del Partido Socialista Puertorriqueño, para promover una alter cultura. Iba todos los sábados y veía tres o cuatro películas. Toda vez que eran tandas discontinuas y cada dos horas había una película distinta.

“Más allá del cine, combinado con la lectura, las ideas me han venido de haber vivido una vida intensa. Esa parte ha sido muy importante para mí. A los nueve años comencé a trabajar, luego de haber mentido y dicho que tenía doce años, me inicié como portador de periódicos. Era lanzarme a la calle todos los días a las 5:30 para hacer una ruta. El resto ha sido la vida misma. Cada década vivida, cinco en total, me ha permitido experimentar distintas experiencias de donde se ha nutrido mi narrativa. Desde mi experiencia viviendo alrededor del mundo, hasta mi formación académica.

Y sí, como el poeta, confieso que he vivido.”

AMF: ¿Qué temas son los que te seducen? Eso que arropa tu sensibilidad literaria.

DN: “El tema que más me seduce es la vida misma. La pasión. Vivir. Estar vivo. Luego lo converso en la literatura en todos los géneros. Me encanta escribir y publicar libros. Me encanta que mi palabra se publique. Por algo muy contradictorio: me encanta debatir. Y transmitir mis ideas me sirve para ese propósito: el de debatir e intercambiar ideas. Me encantan los cuentos en torno a la justicia social. Trabajo dos novelas de momento. Me encanta el género testimonial y he publicado varios trabajos en dicho género.”


“Martín sonrió pues vio que la luna seguía todavía iluminando el mar, la arena y el viejo edificio donde moraba. Además pensó que los cucubanos eran insectos caribeños que no tenían mucho que ver con el viejo mundo. “Qué va caballero”, dijo Martín pensando en alta voz, “es mejor que vuelva a dormir antes de que vea el mar abrirse en dos mitades”.*


En diciembre de 2014, Daniel Nina recibió el Primer Premio en la categoría de Cuento del certamen del PEN Club de Puerto Rico por su libro Seis cuentos de amor (breves) y uno en el recuerdo (Ed. Isla Negra, 2013). Expresó el jurado (Yaricel Rivera, Ramonita Reyes y Roberto Echevarría) en su laudo: “[…]Estos cuentos nos confrontan con los antagonismos inesperados que suscita lo aparentemente inocuo de la cotidianidad, narraciones que proponen el poder de lo inanimado, desvelador de deseos insatisfechos y traiciones íntimas[…] Las voces de estos cuentos hurgan en la psiquis del lector y convocan su mirada para redescubrir la conmoción política de los 60, el prejuicio socializante que difunden con autoridad ilegítima los medios. […]”

AMF: ¿Qué significa para ti ese galardón otorgado por el PEN Club de Puerto Rico?

DN: “Primero me sentí honrado. Los procesos de invisibilización en Puerto Rico son muy fuertes. La gente lucha porque no te "vean". Entonces ese libro, que a mí me gustó mucho, resultó ser un "tajo", pues las posibilidades de ganar un premio siempre dependen de tantas variables, una de ellas que el jurado te quiera reconocer. En este caso, Carlos Roberto Gómez e Isla Negra hicieron un lindo trabajo de diagramación; Carmen Centeno y Carlos Cana, hicieron un lindo trabajo de edición y pruebas de corrección; pero yo me la comí con los cuentos.”

AMF: ¿Cuál de estos cuentos tiene un valor más importante para ti?

DN: Son hechos históricos convertidos en cuentos de ficción, donde el amor por la humanidad es lo más importante. Mi cuento preferido es Paquito. Me toca mi niñez y el amor por mi familia. El preferido de los lectores, Luisa.


“Cuando se dirigía al viejo camastro vio un cuerpo tendido: nuevamente sonrió pues comprendió que la fuga de luz que vio entrar al cuarto en realidad tenía que ver con un lucero que había regresado a su alma. Decidió no molestarla, puso un poco de música clásica, lo mejor de Pachelbel, le abrió lentamente sus piernas y depositó su cuerpo sobre el vientre de ella. Una vez más sonrió: “Ahora entiendo por qué el capítulo tiene que ver con Portugal”, dijo Martín en voz que devolvía un amor sublime a su vida: un amor de calma total”. *


AMF: ¿Cuál crees que es la situación actual de la narrativa puertorriqueña?

DN: “Hay mucho movimiento. Se ha socializado el canon. Yo voy a muchos eventos y me sorprende lo que veo. Mucho trabajo creativo. Mucho. Al punto que las lecturas de poesía "caben" en cualquier sitio. Desde un chinchorro hasta una universidad. Eso es bien bueno. Pero lo que hay que mantener es un ojo crítico, que sea justo pero honesto, y que a veces diga comentarios que son pertinentes. No todo lo que se escribe y se está divulgando es de mi agrado. Yo lo veo, lo leo, lo reseño y lo comento, pero no es de mi agrado. Ahora bien, hay que destacar que los gremios de literatura han cumplido una misión social muy importante. Hay cosas buenas pasando por ahí, que hay que prestarle atención. Poetas en marcha, la Oveja Negra, las lecturas en la Taskita en Humacao, Alberto Martínez y su tribu en Aguadilla, etc.

Lo que si me molesta es el desconocimiento en muchas ocasiones con los escritores y escritoras emergentes. Se sorprenden cuando uno les dice que es escritor. Más aún cuando le comentas que tienes 21 libros publicados en todos los géneros menos poesía. Ja... esa viene, viene un día de estos.”

AMF: ¿Y qué libros y autores que recomendarías hoy?

DN: “Todo depende del género. Novelas: VS Naipaul, Manuel Vázquez Montalbán, Jamaica Kincaid, Gabriel García Márquez, Ítalo Calvino. / Cuentos: muchos Raymond Carter, Jack Kerouac, William Borough, Charles Bukowski, Alberto Moravia / Teóricos: Franz Fanon, Michel Foucault, Boaventura de Sousa Santos.

De Puerto Rico: críticos de literatura: Carmen Centeno, Marie Ramos Rosado / novelas: Hiram Lozada, Dalia González, Wilfredo Matos, Yolanda Arroyo / cuentistas: Abelardo Díaz Alfaro, Josué Montijo, Daniel Nina / Poetas: Alberto Martínez Márquez, Carlos Roberto Gómez, Mayrim Cruz Bernal, Ana María Fuster. / Teóricos: Carlos Rojas, Daniel Nina, Rubén Nazario

Ojo que a mi genuinamente me gusta lo que yo hago. Pero no es un autohalago, sino que siempre busco lo que escribo y lo releo.”


 “Al despertar casi al mediodía, la ventana seguía abierta y el sol iluminaba el pequeño cuarto.” * [fin]


AMF: ¿Cómo surgió la idea de crear la revista virtual El Post Antillano? Mayores satisfacciones o momentos memorables. Visión de futuro de este proyecto.

DN: “El Post Antillano surgió del desempleo de tres personas. Yo puse el dinero y arrancamos. Luego la vida se impuso, y me he ido quedando yo solo al mando. Es un colectivo de trabajo, hoy de ocho personas. Es una buena vibra y es un gran proyecto. Me enorgullece. Con más recursos haríamos más. Con lo que tenemos hacemos un montón al día de hoy. Me encanta cuando definimos la tendencia de lo que se discute en las redes sociales. Me entristece cuando nos hacen daño para censurarnos. Pero lo mejor es que hay un día luego del otro. Eso es lo mejor de la vida. Los próximos proyectos son visuales o mediáticos: cine, e-televisión y radio.  Pero lo más que me gusta es salir a pescar al mar. Eso no tiene palabras para ser descrito. Es una gran pasión.”

AMF: Y qué nos adelantas de tus próximos proyectos literarios.

DN: “En diez días sale publicado un libro antológico en torno al racismo. Luego me concentró en par de guiones y en finalizar otro libro de teoría del derecho. Para el verano espero terminar dos novelas y una novela que tengo a mitad de camino. Me entusiasmo en estos días promocionando el último libro del 2014, Dennis Mario de Seis a Seis, que es mi segundo libro dentro del género entrevista-testimonio. Versa sobre mi entrevista de doce horas al artista plástico y gestor cultural, Dennis Mario Rivera.”

AMF: Confirmado, ¡eres incansable! Y si pudieras tomarte unas vacaciones perfectas, a dónde irías, qué harías, por qué…

DN: “Me iría a La Habana, Cuba o a Ítaca, Grecia. En ambos sitios puedo hacer dos cosas que me gustan mucho, observar sin tener que hablar, y escribir. Pero en La Habana bailaría todas las noches. En Ítaca pescaría todos los días y comería saludable. Son lugares a los cuales he ido, volveré y continuaré yendo.

¡Aché para los mayores!”


*cuento íntegro: Portugal 1990 [Nina, Daniel. Seis cuentos de amor (breves) y uno del recuerdo. Ed. Isla Negra, 2013]