Es curioso pero ayer unos grupos de conocidos y otras voces emergentes, se congregaron frente al norte del Capitolio, en la llamada Plaza de la Democracia, para solicitar la aprobación del Proyecto del Senado 517, el cual intenta despenalizar la posesión simple de la marihuana, para uso personal. Este es un tema, que en El Post Antillano hemos discutido de forma reciente, desde distintas miradas, reconociendo en todo caso la complejidad del tema.
Los convocados ayer, de forma curiosa y de forma evidente, responden a una mirada de clase social particular sobre el tema. Se trataba de jóvenes, en su mayoría, que apelaban a las clases medias puertorriqueñas, liberales, y que de una forma u otra ven la legalización del consumo para uso personal de la marihuana como una reivindicación social de avanzada. Contando con el apoyo del senador promovente, Miguel Perreira, así como de otros legisladores del senado, los activistas reclaman despenalización y sobre todo libertad para el consumo.
La pregunta de rigor es la siguiente: ¿Qué necesita el país? La despenalización local de la marihuana fue dejada al arbitrio de los estados y territorios desde el 2013, por el gobierno federal. Cada jurisdicción debe decidir si le conviene o no. Lo cierto es que Puerto Rico cuenta con un proyecto, el cual ha sido discutido y aprobado por el senado, pero no así por la Cámara de Representantes, la cual lo engavetó o lo ha suspendido en su discusión en el pleno. Los portavoces de esta campaña, curiosamente son representativos de clases medias asalariadas y acomodadas que luchan por una despenalización.
No obstante, los vendedores de puntos de droga, los traficantes del bajo mundo, la gente de residenciales y barriadas donde también se da el consumo, distribución y venta, no parecen muy interesados en salir a apoyar esta campaña. De igual forma, los sectores de izquierda tradicional y nacionalista, no han salido a rescatar esta campaña. Salvo el Partido del Pueblo Trabajador (PPT), compuesto a su vez por clases medias asalariadas y medias altas, es el único partido político que como colectividad endosa esta campaña.
Entonces, ¿qué le conviene al país? Presumo que luego de escuchar a los activistas en pro de la legalización parcial de la marihuana, lo que necesitamos es un proceso educativo masivo que nos permita opinar con propiedad. Esto en particular, porque desde una mirada de la economía de la igualdad, es decir la participación simétrica de todas las voces en torno a un asunto, a favor o en contra, se hace necesario asumir una posición luego de haber ponderado todos los ángulos.
De momento la economía de la información en torno a la legalización parcial de la marihuana es muy desigual. Sólo los educados de clase media, presentan su postura. ¿Y el resto del país, tiene algo que decir?
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