¡Que vengan los chavos, y que venga la estadidad!

Economia Solidaria

Ya estamos en la víspera de las campañas eleccionarias presidenciales de los Estados Unidos, y ya se están alineando las estrellas que aspiran a llevarse las nominaciones de sus respectivos partidos. Para los inversionistas políticos de Puerto Rico cada una de estas estrellas lleva el nombre de un candidato que, si Dios quiere, resultará ser un “amigo de Puerto Rico”. A esos candidatos un grupo de selectos puertorriqueños “desinteresados” les donarán una cantidad de dinero para sus campañas políticas.

Entender la política puertorriqueña en relación con la norteamericana es difícil. Los boricuas residentes de la Isla no tienen el derecho al voto presidencial ni derecho a ser representados en el Congreso norteamericano salvo por un delegado que no tiene derecho al voto y más bien se dedica a mendigar fondos de los americanos. Pero es menester participar de alguna forma en la política norteamericana de la forma que sea posible. No es solo una manera de decir algo al respecto de la política nacional americana sino una manera de repartir el bacalao federal localmente. El que tenga el oído del jefe reparte el bacalao, léase posiciones y contratos federales en Puerto Rico.

Puerto Rico es una colonia norteamericana desde 1898, pero tiene un estatus oficial de Estado Libre Asociado de los Estados Unidos, una etiqueta especial que tiene la intención de alejar cualquier sospecha de falta de autogobierno.

Desde hace unos años, los electores en Puerto Rico tienen el derecho a celebrar primarias presidenciales. Para estas ocasiones, se erigen organizaciones políticas alrededor de los candidatos y se levantan fondos. Las primarias no son hasta el año que viene, pero la época de levantar dinero ya está con nosotros.

Ayer nos visitó en la Isla el ex-gobernador republicano de la Florida, Jeb Bush. Sí, el hermano e hijo de presidentes (los dos pésimos). Pero este es el Bush “bueno”, el que está casado con una mexicana y habla español. Hay que admitir que el tipo cae simpático, pero también que por estar tan cercano al capital,—y eso es lo que el Partido Republicano representa—tiene una opción muy real de llevarse la nominación del Grand Ole Party.

Vino a dar una charla después a participar en una actividad de recaudación de fondos. Los buscones locales que dieron sus donaciones se habrán desparramado para retratarse con él, todo a cambio de un contratito federal en la eventualidad de que el hombre de la Florida salga electo. El portavoz de su visita e itinerario a la prensa fue el exgobernador Luis Fortuño, derrotado en las pasadas elecciones en su intento para ser reelecto en la Isla. Fortuño es un personaje, un pésimo y cínico gobernante quien a pesar de su derrota en Puerto Rico se la pasa dando charlas a través de los Estados Unidos jactándose del “milagro” económico que él logró como gobernador en Puerto Rico.

Los electores o líderes partidarios de que Puerto Rico sea el estado 51 de los Estados Unidos tienden a dominar estas contiendas primaristas, pero hay un componente fuerte de amigos del Estado Libre Asociado que participa de todo el proceso. Después de todo, los contratitos son los mismos y tener el oído del que reparte el bacalao es igual de importante para ellos como lo es para los estadistas.

El campo republicano de pre-candidatos republicanos ya se está definiendo, a diferencia del campo demócrata que todavía está embriónico. Bush de seguro será el favorito entre los republicanos que opten por participar en las primarias de Puerto Rico, dada la recua de ultra derechistas que ocupa el campo republicano. La menos ofensiva es Cary Fiorinna, una ricacha Fortune 500 que una vez se dió a la tarea de regañar al obrero norteamericano por creerse “que tenía derecho a un trabajo”.

Crédito foto: Alan Cleaver, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)