AGUACERO DE MAYO QUE VA A CAER…

Caribe Imaginado

altDe camino a mi casa la semana pasada,  mi hermano me comparte la noticia del racionamiento del agua.  Causalmente, iba de camino por el lago Carraízo a la altura de Trujillo Alto.

En vez de ubicar el supermercado más cercano y sucumbir a la contagiosa epidemia de “escasez” y suplirme de botellones de agua, fui en busca del lago. Ubiqué un local vacío que me permitía sacar fotos.  La idea inmediata era colocarlas en mi página de Facebook para comenzar colectivamente a decretar lluvia.

En el proceso de tomar las fotos me percaté de un portón abierto en la propiedad abandonada que me permitiría bajar hasta la orilla misma del lago para tomar un video en vez de fotos. Consciente de que entrar en una propiedad privada, aunque esté abandonada, no es algo que debo hacer, hay veces que el llamado a la acción nos nubla la razón.  Apareció en el proceso otro carro y se acerca una señora muy curiosa.  Me manifestó con inocencia: “Como que las dos vinimos a lo mismo ¿verdad?”.  Ni corta ni perezosa y con mi actitud habitual de coach personal de poder le respondí: “Yo vine a llenar el lago. ¿A que vino usted?”

Por supuesto la señora me miró como si yo tuviera tres cabezas y para no dejarla pensar mucho, continué: “Quiero tomar un video del lago; ¿usted podría esperarme aquí en lo que subo?” De inmediato asintió y se convirtió  en mi cómplice. Ahora éramos dos unidas en la encomienda de detener la sequía.  El video, que figura en mi muro de Facebook, es un ejercicio simple. Observas el espacio y en vez de ver la escasez y quejarte o asustarte o llevar de cualquier otra forma tus emociones al polo negativo, observas y afirmas abundancia.  Visualizas que cae lluvia y el lago se reabastece. Nuestra mente tiene el poder de crear vida. Cuando fuimos puestos sobre este planeta se nos dio potestad plena sobre todo lo creado.  Los momentos de aparente “crisis” o “escasez” no son otra cosa que una magnífica oportunidad de conectar con nuestro poder interior y activarlo en función de crearnos vida y bienestar.  Sin embargo, hay un factor determinante para el éxito: debemos creernos Todopoderosos.

Ante el gran reto financiero que enfrenta el país, queremos hacer como con la lluvia. Nuestra actitud ante la sequía es asumir la posición de la “víctima” y pedirle a lo Divino que lo resuelva.  Ante la deuda millonaria que nos embarga, nuestra “víctima” se lo deja todo al gobierno.   La zona cómoda termina cuando las situaciones aprietan y se anuncian “recesiones” o “racionamientos”.  De repente, nos ocupamos, buscamos alternativas, observamos nuestro consumo con mayor atención, en fin, ante la alerta inminente se despierta la conciencia. ¿Por qué nos gusta entrar en conciencia bajo presión? ¿No es más sabio buscar continuas alternativas de bienestar?

Un pueblo con conciencia es capaz de vencer cualquier reto, sin embargo, para la superación es vital reconocer nuestro poder para cambiar las cosas y querer hacer el bien para nosotros y todos los que con nosotros habitan.  Los líderes políticos suelen fallar en el segundo postulado.  Trabajan para los suyos y en muchas ocasiones olvidan que al aceptar regir los destinos del país, los suyos somos todos.  Cuando Martin Luther King Jr. pidió que sus hijos algún día fuesen juzgados, no por el color de su  piel, sino por el contenido de su carácter, infirió que sus “hijos” eran todos los afro descendientes de la nación. Cuarenta años después su sueño se manifestó en la forma de un presidente estadounidense de ascendencia afroamericana.

Cambiar el mundo y sus circunstancias requiere potestad, determinación y bondad.  Al subir de mi expedición al lago Carraízo para grabar un video simple con una afirmación de lluvia para regar en las redes sociales, mi colega de poder aún me esperaba y me pidió las fotos.  Luego de subir a mi muro el video que nos invitaba a la conciencia de la abundancia, continué afirmando lluvia y muchas personas lo compartieron con muchas otras personas más. Comenzamos pues el fluir de la abundancia y  co-creamos la intención de que lloviese sobre el lago.

Felizmente, el día del primer racionamiento, en mi casa siempre hubo agua. Al otro día comenzaron a llegar las lluvias y cuando mi colega Antonio y yo pedimos lluvia juntos, la sequía terminó. ¿Dónde está tu poder? ¿Sientes que tienes potestad para cambiar tus circunstancias? ¿Cuánto bien deseas hacer a todos tus semejantes? ¿Qué esperas para traspasar tus límites físicos, mentales y/o emocionales y reclamar tu poder? La consecuencia inevitable de un ser humano empoderado es un país empoderado; sin embargo, hay que reconocer que a veces es necesario asumir riesgos y traspasar límites. El poder está; es hora de utilizarlo para el bien de todos con valentía y sabiduría.