LASA 2015: La academia y la colonialidad del poder

Economia Solidaria

En estos días la Asociación de Estudios Latinoamericanos ha estado celebrando su convención anual en San Juan. Esta ha sido una gran oportunidad para ver cómo la academia de los Estados Unidos mira a América Latina y cuáles son los temas que se han convertido en referentes principales de los espacios académicos. Como parte de dichas actividades pude participar en dos foros sobre populismo y democracia en América Latina. Los temas principales de dichos foros fueron los procesos de la izquierda en América Latina, principalmente el proceso venezolano.

Mi primera sorpresa fue ver cómo el tema de Venezuela sigue siendo visto desde un lente maniqueo bastante simplista. Cuatro de los cinco exponentes que tocaron el tema de Venezuela hablaron de “malas izquierdas” y “buenas izquierdas”. Las malas son Ecuador, Bolivia y Venezuela. Las buenas son Brasil y Chile. Esta clasificación me pareció absurda si tratamos de comprender lo que ellos quieren decir con “malas o buenas”. Al parecer América Latina continúa siendo el espacio donde las pesadillas de los académicos norteamericanos se hacen realidad. Un exponente trató de presentar un modelo de análisis político que demostrara cuán efectiva era la democracia en uno u otro sistema. Otro de los exponentes intentó demostrar que los modelos utilizados por la academia norteamericana no son adecuados para estudiar el proceso venezolano pero terminó creando un modelo bastante parecido al que había criticado. En ambos casos las izquierdas “malas y buenas” eran medidas con modelos numéricos que obviaban totalmente los contenidos ideológicos del proceso político latinoamericano.

Cuando los exponentes hablaban de Venezuela utilizaron, tanto los que parecía que apoyan el proceso chavista, como los que claramente se oponían al mismo, la palabra régimen para hablar del mismo. El régimen chavista, decían, tenía un impacto negativo en la democracia. El régimen chavista, decían otros, tiene tales o cuales fallas o logros. Lo que me pareció interesante es que esos mismos académicos no hablarían de un régimen refiriéndose al gobierno de Obama en Estados Unidos, a pesar de que el mismo asesina gente sin previo aviso y mantiene a mas de cien detenidos sin derechos procesales en Guantánamo.

El uso del término régimen para hablar del gobierno de Hugo Chávez en Venezuela sólo tiene el efecto de desvirtuar la legitimidad del mismo. La crítica que le hizo una comentarista a uno de los exponentes, sobre el uso de la palabra democracia liberal y la falta de definición de la misma, es aplicable al uso de la palabra régimen y la falta de explicación de por qué la misma es utilizada al referirse al gobierno venezolano. En este sentido se ve cierto desprecio hacia el derecho de los pueblos latinoamericanos a decidir el tipo de gobiernos que quieran. De hecho los académicos que escuché, en general, no reconocen dicho derecho.

La palabra populismo fue otro de los elementos comunes en las presentaciones. El populismo entendido como un discurso que se monta sobre la oposición entre “el pueblo” y la “élite” se utilizó en las presentaciones como un instrumento para señalar, paternalistamente, las debilidades de la izquierda latinoamericana. Según los exponentes el populismo, tanto de derecha como de izquierda, es en general malo para la democracia. Este análisis se basa en una definición norteamericana de democracia. Si la democracia es solamente lo que los Estados Unidos entiende por democracia, un sistema representativo controlado por los poderes económicos, bastante parecido a la plutocracia, entonces el populismo es malo para dicho sistema por que permite la entrada de sectores marginales al ruedo político. Pero si la democracia es entendida, como lo es dentro del proyecto bolivariano, como una democracia participativa entonces el populismo, como marco referencial teórico, no es malo para la misma.

¿Qué encontré en la conferencia? Encontré una academia norteamericana que se ha tragado un discurso eurocéntrico e imperial. Encontré jóvenes investigadores que piensan que todo lo que hay que saber sobre Venezuela está en los periódicos o en internet. Encontré un debate más profundo entre los que, leyendo a Aníbal Quijano se preguntan sobre la colonialidad del poder, sobre todo académicos latinoamericanos, y por otro lado los que cuantificando el proceso democrático creen que el populismo es malo para la democracia. ¿Y la academia puertorriqueña dónde se coloca?