La palabra luminosa al servicio de la justicia

Historia

alt1. Vivimos tiempos en los que todo el espectro social del país experimenta en carne viva el resquebrajamiento de la fórmula política del Estado Libre Asociado –sí, esa truculenta metáfora de hermoso antifaz-- porque el Gobierno, una y otra vez, toma medidas absurdas que implican sacrificio ejemplar ya no sólo para la gente que constituye la zapata de la estructura social del país acostumbrada a que le toque siempre la parte más agria de la fruta, sino porque ahora también se apresta a traquetearle los bolsillos a la aristocracia del barrio.

2. “Una mañana nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula. Volví a casa al anochecer y lo encontré tal y como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.” [Eduardo Galeano, “El miedo”]

3. Ante la extremada situación de estar entre la espada y la espada, a los puertorriqueños no nos va quedando otra salida que poner en vigor, no sólo la prohibición de olvidar, sino el deber de recordar. Esto provoca la publicación de libros necesarios para concienciarnos y llevarnos a desconfiar de las verdades absolutas que los poderosos pretenden atosigarnos mediante la prensa mediática. Libros que nos lleven a escarbar debajo de las capas del vistoso glaseado del pastel hasta dar con la otra cara de la historia oficial. Libros como War against all Puerto Ricans. Revolution and Terror in America´s Colony y éste que tuvo a bien publicar el Comité Pro Derechos Humanos de PR, Versos a la libertad.

4. “El hambre desayuna miedo. El miedo al silencio aturde las calles. El miedo amenaza. Si usted ama, tendrá sida. Si fuma, tendrá cáncer. Si respira, tendrá contaminación. Si bebe, tendrá accidentes. Si come, tendrá colesterol. Si habla, tendrá desempleo. Si camina, tendrá violencia. Si piensa, tendrá angustia. Si duda, tendrá locura. Si siente, tendrá soledad.” [Eduardo Galeano, “Ventana sobre el miedo”]

5. Desde que en nuestro país advino al poder por primera vez un partido que aboga por la anexión, el saqueo de los bienes ha ido en escalada por quienes ostentan el poder y con el vil desangre, el potencial de hacer valer con luz propia los 2 vocablos que juntos nombran a nuestro querido terruño. Tanto los de un bando como los del otro le han fallado malamente al pueblo que juramentan servir (y no servirse). Esto sin el menor resquicio de remordimiento. Han sido más que mediocres en el desempeño de sus obligaciones. (De ahí que sin un ápice de dignidad en sus rostros un par de moluscos paleolíticos se pavoneen con placidez y donaire principescos y defiendan con garras y dientes jugosas pensiones, escoltas y demás beneficios innecesarios en detrimento de las pírricas arcas del Estado.) Valga decir que sus ejecutorias distan de obrar en favor del pueblo y sí de un pequeño grupúsculo experto en la práctica y ejecución de los más feroces egoísmo, avaricia y descaro. Y luego, en el más reciente mensaje al país, apelando a la más rancia y hueca retórica, el Gobernador pretende movernos a compasión para que asumamos estoicamente el peso de los sacrificios que ni él ni los suyos están dispuestos a asumir. Son ellos, los 2 principales partidos políticos, los que nos han metido en este atolladero, en este callejón sin aparente salida, en estos tiempos salpicados de sangre, incertidumbre, desvergüenza y espanto. Tengo la certeza de que el resquebrajamiento de esta inoperante fórmula política nos conducirá sin remedio a tocar fondo. Ello me lleva a abrigar otra certeza: una vez toquemos fondo, hasta los más insípidos indiferentes tendrán que tomar parte en la búsqueda de solución a los males más apremiantes. Y sólo nos restará movernos en una dirección, hacia arriba. En busca de una salida propicia por todos y para todos.

6. “En las isla francesas del Caribe, los textos de historia enseñan que Napoleón fue el más admirable guerrero de Occidente. En esas islas, Napoleón restableció la esclavitud en 1802. A sangre y fuego obligó a que los negros libres volvieran a ser esclavos de las plantaciones. De eso, nada dicen los textos. Los negros son los nietos de Napoleón, no sus víctimas.” [Eduardo Galeano, “La desmemoria, 3”.

7. Oscar López Rivera es un puertorriqueño noble que ha ofrendado gran parte de su vida por la causa de la independencia de su pueblo. Es una de las víctimas del proceso que se siguió en la década del cincuenta para industrializar el país y elaborar un proceso de crecimiento económico (que no desarrollo), que permitiera al Partido Popular industrializar nuestras tierras para beneficio del capital extranjero, en detrimento de la burguesía criolla. (Esto confiesa Muñoz Marín en entrevista con Edgardo Rodríguez Juliá en su libro Las tribulaciones de Jonás.) En aquellos tiempos de penurias, no pocos isleños cruzan el charco con la intención de escapar de las garras de la pobreza insular. Se asientan y echan raíces en Nueva York, Chicago, Connecticut, Filadelfia y en otros predios del poderoso vecino norteño. Al igual que muchos boricuas trasplantados en un mundo completamente extraño, los familiares de este pepiniano ejemplar comprueban en carne propia que aquel “sueño americano” no era tan bonito como lo pintaban. En la banda de allá, sufren terribles experiencias de explotación.

8. “Chicago está lleno de fábricas. Hay fábricas hasta en pleno centro de la ciudad, en torno al edificio más alto del mundo. Chicago está lleno de fábricas, Chicago está lleno de obreros. Al llegar al barrio de Heymarket, pido a mis amigos que me muestren el lugar donde fueron ahorcados, en 1886, aquellos obreros que el mundo entero saluda cada primero de Mayo.- Ha de ser por aquí- me dicen. Pero nadie sabe. Ninguna estatua se ha erigido en memoria de los mártires de Chicago en la ciudad de Chicago. Ni estatua, ni monolito, ni placa de bronce, ni nada. El primero de Mayo es el único día verdaderamente universal de la humanidad entera, el único día donde coinciden todas las historias y todas las geografías, todas las lenguas y las religiones y las culturas del mundo; pero en los Estados Unidos, el primero de Mayo es un día cualquiera. Ese día, la gente trabaja normalmente, y nadie o casi nadie, recuerda que los derechos de la clase obrera no han brotado de la oreja de una cabra, ni de la mano de Dios o del amo. Tras la inútil exploración de Heymarket, mis amigos me llevan a conocer la mejor librería de la ciudad. Y allí, por pura curiosidad, descubro un viejo cartel que está como esperándome, metido entre muchos otros carteles de cine y música rock. El cartel reproduce un proverbio del África: Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador.”   [Eduardo Galeano, “La desmemoria, 4”]

9. Pero Oscar no se amilana. Desde muchacho comienza a hacer trabajo comunitario en favor de sus maltratados compatriotas. Un tanto más tarde, participa en el conflicto bélico conocido como la guerra de Vietnam. Su desempeño en aquellos lares, todavía más lejanos y extraños, propicia que Oscar sea condecorado por su valentía. Tras su regreso a Chicago, con una mayor conciencia social y política, reinicia su lucha contra el racismo y las pésimas condiciones en la que viven sus hermanos boricuas. Ante la marginación y el dolor de los nuestros, Oscar opta por asumir un compromiso mayor ante la indiferencia de los políticos y las agencias gubernamentales. El 29 de mayo de 1981 es arrestado y se le acusa de conspiración sediciosa para derrocar por la fuerza la autoridad de los Estados Unidos de América sobre Puerto Rico. Sin evidencia capaz de mostrar fuera de duda razonable que, en efecto, Oscar representa un peligro eminente para el Estado y la ciudadanía estadounidense, el tribunal norteño lo sentencia a cumplir una condena de 70 años. Si comparamos el castigo impuesto a delincuentes hacedores de crímenes de indiscutible gravedad en el vecino país, éste es irrisoriamente desproporcionado. Salta a la vista que semejante sentencia no puede ser otra cosa que un escarmiento. Allí, en prisión, mediante la aplicación sistematizada de inimaginables y sutiles formas de tortura, Oscar sufre las más descaradas violaciones de sus derechos humanos por parte del aparato judicial del dizque postandarte y vocero en la defensa de la justicia y los derechos humanos. Esto ocurre flagrantemente allí, en las entrañas carcelarias de ese mismo país que se especializa en etiquetar con el carimbo ideológico de "terrorista" a todo aquel que no comulgue con sus preceptos imperialistas. Evidentemente el fin de tales vejaciones es aplastar y quebrantar el espíritu de López Rivera. Y, no empece a que la distancia es siempre una herida más profunda que la soledad, la estrategia de aniquilación fracasa. Luego de 33 largos años de constantes agresiones, Oscar emerge triunfador. Ni siquiera la ausencia del seno familiar ni el disfrute de sus seres más amados han logrado quebrantar su espíritu guerrero. Con sus ejecutorias, Oscar López Rivera ha honrado a cabalidad nuestro preclaro deseo de servirle dignamente  al ideal de la nación soberana. Oscar se ha convertido en el preso político que más años ha cumplido encarcelado por su compromiso con la causa de la independencia de su país: 33 años tan largos como el más crudo invierno. Treintaitrés años de injusticia, tortura y opresión. Por eso su grito de combate es: “En resistencia y lucha, Oscar López Rivera”.

10. “Estoy leyendo una novela de Louise Erdrich. A cierta altura, un bisabuelo encuentra a su bisnieto. El bisabuelo está completamente chocho (sus pensamientos tiene el color del agua) y sonríe con la misma beatífica sonrisa de su bisnieto recién nacido. El bisabuelo es feliz porque ha perdido la memoria que tenía. El bisnieto es feliz porque no tiene, todavía, ninguna memoria. He aquí, pienso, la felicidad perfecta. Yo no la quiero.” [Eduardo Galeano, “La desmemoria, 1”]

11. A lo largo de la historia, los poetas han sido insobornable brazo combativo de los que luchan por la libertad y la justicia social contra los tiranos; en la búsqueda de que la voz de los que no tienen voz sea escuchada. Por ello, la voz de éstos ha demostrado ser un arma tan eficaz como temida por los opresores. De esto dan buena cuenta las obras de ilustres poetas como Corretjer, Matos Paoli, Soto Vélez, Neruda, Miguel Hernández, Cardenal, Dalton, Rugama, Heraud, Urondo y otros tantos. Los poetas puertorriqueños que aquí regalan sus palabras luminosas y sus talentos mejores al servicio de la causa para que se excarcele a Oscar López, siguen una tradición de lucha honrosa, poniendo su quehacer al servicio del pueblo y de quien sufre opresión por defender la justicia. En su palabra descansa la confianza de la más férrea defensa de los derechos de los humildes y de nuestra soberanía sin apellidos. El apoyo esperanzador de nuestros cantores a favor de este poeta --en el amplio sentido de la palabra-- enamorado de la paz y la libertad, ayudará a crear conciencia en el Presidente del imperio que nos sojuzga, de que se debe oír el clamor de los puertorriqueños “porque la pena tizna cuando estalla”.

12. Gracias a nuestros poetas y al Comité Pro Derechos Humanos de PR por su solidaridad ante el legítimo reclamo de los puertorriqueños: Libertad para Oscar López Rivera. Lo queremos de vuelta a casa. No porque peina canas y sea ya un abuelito inofensivo y buenagente, sino porque basta ya de tan obscena vejación a los más elementales derechos del ser humano que tanto alega defender la dizque democrática constitución de sus captores: el del respeto a la dignidad humana y el del disfrute de una vida sana y armoniosa junto a sus seres queridos. Hagamos nuestras y vivamos al pie de la letra las lúcidas palabras de uno de los más férreos defensores de la libertad y la justicia para Nuestra América y un mundo mejor, Eduardo Galeano, recién fallecido a los 74 años, quien seguirá vivo “mientras sus palabras vivan y rían y digan”.

13. “Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.”  [Eduardo Galeano, “La revolución de las cosas chiquitas”]

14. Libertad para Oscar López Rivera, ahora.

Crédito foto: Jorge Mejía peralta, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)