Entre el plumero y la aspiradora

Historia

altSi uno sacude el polvo con el plumero, el mismo polvo, casi instantáneamente, vuelve a posarse sobre otro mueble y hasta sobre donde estaba. Sería ingenuo, pues, aspirar a librarse de él utilizando plumas, ya que un golpe dado con ellas, por muy fuerte que sea, no dejará de ser una caricia. Al polvo, pues, o lo aspiras, es decir, lo retienes en el depósito de un aparato inventado para tal efecto, o asumes su indeseable presencia y los problemas respiratorios que acarrea. 

Y este símil ilustra lo que ha sucedido en mi querido país. La llamada Revolución del Jazmín, de 2011, pretendió conferir dignidad a las capas sociales y las regiones que llevaban varias décadas anegadas en el fango de la marginalidad y la miseria. De ahí que sus protagonistas prefieran denominarla الكرامة ثورة (Revolución de la Dignidad). El 17 de diciembre de 2010, los que vivían por debajo del umbral de la pobreza, apoyados por la clase obrera, se sublevaron contra el tirano y su séquito de corruptos, con el fin de instaurar una justicia social efectiva: lo único que reivindicaban era un pan digno para sus hijos. En cuanto a los demás, los que tenían un nivel socioeconómico más holgado, la clase media y la clase alta, se incorporaron, en seguida, a las filas de los sublevados juzgando que se trataba de una oportunidad servida en bandeja para reivindicar también libertad y democracia. Según ellos, estas eran también vitales, ya que no solo de pan vive el hombre. Entre los lemas que blandían en aquel entonces destacaba el de لا علي بن و ماء و خبز , que se traduciría por “antes pan y cebolla que vivir bajo Ben Ali”. Y, en este caso también, la unión hizo la fuerza y, en menos de un mes, la arraigada dictadura se vino abajo cual un castillo de naipes. 

Sin embargo, lamentablemente, la ilusión de los tunecinos, en general, y la de las clases y las regiones humildes, en particular, no tardó en difuminarse. En efecto, aparte de los enemigos de fuera, que no cesan de afanarse por desbaratar el sueño del pueblo (justicia social, libertad y democracia), el séquito de corruptos del dictador derrocado, luciendo nuevas chaquetas vistosas, vienen retomando, poco a poco, las riendas del país y van gorroneando de nuevo sus riquezas. Ello se debe, ante todo, al error irreparable de haber permitido que se saltara un proceso imprescindible, el de la justicia transicional, para asentar los cimientos de una verdadera paz social y permitir así el buen funcionamiento del aparato estatal.

 Túnez es pequeño, pero dispone de numerosos recursos para ser un país aceptablemente desarrollado: petróleo, fosfato, agricultura, turismo, etc. Su índice de alfabetización es uno de los más elevados del continente africano. No obstante, la principal traba para su prosperidad es la desigualdad abismal existente entre sus distintas regiones. Dicha lacra se debe a una distribución clamorosamente injusta de las riquezas y, sobre todo, a una corrupción permanentemente impune. Para averiguarlo, basta con echar un vistazo a las condiciones de vida deplorables de los habitantes del suroeste del país, una región gracias a la cual Túnez es el quinto productor de fosfato en el mundo.

Así pues, la injusticia social es la que impide que el país respire sanamente, a pleno pulmón. Por esta razón, a los corruptos que han contribuido y siguen contribuyendo a fomentarla sería ingenuo y vano tratar de neutralizarlos con un suave plumero, sino que hay que hacerlo con una potente aspiradora. Sucede lo mismo con los insectos chupadores de sangre: uno pecaría de simplón si pretendiera librarse de ellos ahuyentándolos simple y solamente con la mano.

Parásitos

¡Maldigo a los parásitos que te están desangrando, Patria querida!

No podrás amamantar

a tus criaturas famélicas

mientras esas garrapatas

tengan apego a tu piel.


No lactarás a tus hijos

mientras esas viles pulgas

te pululen por el cuerpo

disputándose tu sangre.


No podrás dar de mamar

a tus críos hambrïentos

mientras sigas macilenta ,

lánguida y tan extenuada.


¡Ojalá fuese mi verso

unas pinzas muy precisas

y te extraería uno a uno

estos bichos chupasangre.


Crédito foto: Tarek, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)