Ante la crisis económica: ¿por qué no nos tiramos a la calle a protestar en Puerto Rico?

Economia Solidaria

Ayer pasaron dos sucesos importantes en la reflexión en torno a la crisis económica que vivimos en Puerto Rico. Por un lado, un grupo de compañeros y compañeras, cerca de diez personas, se fueron a una de las arterias principales de Puerto Rico y se sentaron, literalmente trajeron sus sillas, a protestar contra los bonistas que hoy controlan la deuda de la Isla. El dato y el hecho es encomiable: finalmente, alguien se fue a la calle a protestar. Aunque, mientras ellos lo hacían por espacio de una hora, la clase obrera, asalariada y empresarial los rebasaba en la carretera para continuar su camino. Nadie más se les unió.

Horas después en Atenas, Grecia, mientras el parlamento de dicho país discutía aceptar o no el paquete de reformas fiscales impuestas por la Troika financiera de la Unión Europea, sectores del pueblo griego, en particular los más jóvenes, confrontaban a la Policía que custodiaba el parlamento. Una batalla campal se suscitó, mediante la cual, hubo gases lacrimógenos, bombas molotov y piedras lanzadas.

¿Qué nos dicen ambos hechos? A simple vista que somos países distintos. En específico, en el caso de Puerto Rico, que luego de la huelga de la caña de 1934, o de la crisis económica de 1974, cuando el pueblo se tiró a la calle y fue reprimido por la Guardia Nacional, en la historia del País, los actos de confrontación ante crisis económica se han dilucidado de otra forma: con la migración hacia EE. UU. Para protestar, no puede haber salida alterna: se protesta sí o sí.

El caso de Puerto Rico plantea un análisis interesante de la merma en la protesta social ante problemas de índole económico. Por un lado, el capital y los sectores mediáticos dominantes han sido exitosos en promover la idea de que parte de la crisis es culpa de lo costoso que es administrar el Gobierno de Puerto Rico, donde los derechos adquiridos de la fuerza laboral, por vía de los sindicatos, incrementan los costos. Es decir, son los buenos salarios, los bonos, los días de vacaciones, en fin, los planes de retiro de los empleados públicos, parte de la crisis. Vivimos en un país donde el capital y los sistemas mediáticos dominantes han logrado imponernos la cultura de que el movimiento organizado y los sindicatos, pero más aún, la clase trabajadora que tiene buenos trabajos, son responsables de la crisis. Un absurdo del capital.

Otro dato preocupante es que el cambio demográfico incide mucho en las distintas necesidades de la población. Puerto Rico es un país de adultos hacia adultos mayores. La edad media en Puerto Rico hoy es de 36 años, según los informes del Censo 2010 del Gobierno federal. Esto refleja que la mayoría de la gente entre 20 y 40 años, se han ido del País. Ante esto, el cuadro de las protestas cambia. Los que se han quedado, algunos de ellos en una fase de retiro laboral formal, viven de pensiones que para bien o mal, mientras no se las toquen, no causa mucho problema. Culturalmente hablando como también desde un análisis demográfico, los que se han quedado en el País están cambiando la lógica de la protesta.

Finalmente, ha surgido un punto medio de promover diálogos incluyentes de los sectores sociales interesados en resolver la crisis del País. En este punto coinciden distintos sectores que van desde los sistemas de prensa mediáticos dominantes, hasta los que ayer en la mañana protestaron en una de las arterias principales del País. Todo indica que ante la marginación y el desamparo al cual Washington nos ha expuesto, solo nos queda hablar entre los boricuas y sentarnos a buscar soluciones.

Hay algo de esto. Lo que nos pareció interesante de la protesta de ayer es que la misma iba dirigida contra los bonistas. Pues pensemos que ese es el punto de partida. Luego pensamos cómo vamos construyendo alianzas. Luego habremos de evolucionar a pensar cómo alcanzar el poder. Por ende, empecemos por donde realmente estamos: la gente no se está tirando a la calle a protestar. Pero sí está dispuesta a hablar. Hablemos.

Crédito foto: Marcello Vicidomini, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0/deed.en)