Ladrones

Cine caribe

Pocas veces voy al cine a ver una película latinoamericana de la cual no tengo ningún referente. Ese fue el caso de Ladrones (Dir. Joe Menéndez, EE. UU., 2015), quien nos presenta esta interesante película que nos retrotrae al periodo del colonialismo español, luego a la independencia de México, y después a la anexión de Texas a EE. UU. Ahora bien, la película tiene un giro interesante, pues se desarrolla hoy. En la misma, la injusticia se rectifica por la justicia. Ahora bien, es esta justicia la que tiene un truco interesante. Se trata de una trama donde los personajes principales son ladrones, que le roban a otros ladrones, y para hacerlo lo que buscan es remediar un mal.

Joe Menéndez, un director de origen mexicano y residente en EE. UU., quien se dedica a hacer programas de televisión, ya había probado suerte en el 2007 cuando dirigió Ladrón que roba a ladrón (Dir. Joe Menéndez, EE. UU., 2007).

Esta película sugiere que cuando uno le roba a un ladrón como forma de rectificar el primer acto delictivo, el segundo acto delictivo no es incorrecto, no es ilegal. Dado que la primera película de Menéndez fue todo un éxito taquillero, ocho años después intenta suerte con esta segunda versión, la cual genuinamente hablando es una película refrescante, a veces muy cómica, pero más que nada de sano entretenimiento.

En Ladrones, el personaje principal Alejandro Toledo (Fernando Colunga) es interpelado por los miembros de una comunidad pobre de Texas, a quienes les robaron sus títulos originales de propiedad. Le fueron robados por unos norteamericanos que querían que dichas tierras se declararan propiedad de una familia muy rica que habría de desalojar a la comunidad y luego construir un centro cultural. Alejandro busca a su viejo compinche en actividades de justicia rescatada, Santiago Guzmán (Eduardo Yáñez), y juntos organizan la comunidad y van al rescate del título de propiedad robado.

La trama de la película se desarrolla de forma ocurrente a veces, muy cómica en otros momentos, y un tanto lenta por algunos segmentos de la película, entre los ladrones Santiago y Alejandro, los miembros de la comunidad que los apoyan y la familia Kilroy, a través de su hija Miranda (Jessica Lindsey), quienes luchan en una isla de millonarios en el golfo de México por el rescate de los títulos.

Al final de la película, luego de varios episodios, la comunidad vuelve a tener sus títulos, la familia Kilroy no logra hacer su centro cultural y los “verdaderos” ladrones son arrestados.

La película es sana, para toda la familia y tiene un fuerte contenido histórico que habla de la injusticia cuando el Gobierno de EE. UU. se apropió de Texas.

Usted la ve y la disfruta. De mi parte lo más que disfruté es que la misma se filmٕó en República Dominicana, utilizando muchos extras dominicanos que le impartieron un sabor muy dulce a la película. Sobre todo cuando uno ve y escucha a actores y actrices dominicanos hablando al estilo dominicano. Dulce sensación, como lo fue la película.

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