Puerto Rico, bailando aun cuando la crisis [económica-social] nos arropa

Caribe Hoy

Puerto Rico, contrario a lo que creen los que nos ven desde lejos, no somos solo playas exóticas y música de salsa hasta en las huelgas. Una vez llevaba a un amigo chileno acostumbrados a las duras revoluciones con todo y desaparecidos, y pasamos por el Capitolio. Había una huelga. Pero por los altoparlantes se escuchaba la música de salsa. Algunos estribillos, pero la gente bailaba, feliz. No había los enojos de los países grandes.

Sí, Puerto Rico es eso, pero también los deambulantes, y el alcoholismo y mujeres abusadas y asesinadas y niños pequeños gritando. Más de una vez he visto en centros comerciales, madres levantando su mano a sus criaturas inquietas dentro de esas nuevas cárceles de control. Nuestro pequeño país, hay que trabajarlo con mejor justicia y menos dioses de mentira.

Estas las cosas las sabemos. Necesitamos vivir en la negación para poder reírnos ser medianamente feliz. Cierto es que cuando camino por la playa, o veo nuestros artistas pintando, o el teatro, y pienso: ¡Qué cosa tan bella podemos hacer los humanos!

En una de las clases que doy, hago que mis talleristas se vistan de algún personaje del circo. Entonces el circo se abre, regalo narices rojas, la gente eleva los brazos, se ríen, pero este circo no tiene elefantes, ni tiene leones, ni jirafas, apenas dos gatitos y dos lagartijas. Lo demás lo pone cada uno que llega, con la boca abierta eres uno, con la boca cerrada eres otro, si babeas, o cantas, creas otros personajes. Los gatitos miran curiosos, tienen hambre. Solo hay dos lagartijas.

Y entonces podemos inventar con las palabras un mundo de ficción muy parecido al mundo de los sueños cuando dormimos, o cuando despiertos fantaseamos y tratamos de escuchar dentro del silencio los ruidos de adentro y del afuera. Y hasta el tum tum del corazón. De repente, nos decimos, estamos vivos. Y nos decimos:

Sí, puedo hacer un mejor Puerto Rico. Cuando escucho a alguien criticarnos severamente, me humilla. Habla de mi trabajo, de que no he hecho suficiente. Así que para los que nos hemos quedado en esta Isla hermosa, tenemos que levantarnos y preparar un país más justo, más honesto, y no dormir el sueño de la momia. Y sí, siempre lo haremos bailando salsa.

Crédito foto: Beezy Baldwin, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/deed.es