El cuerpo como un lienzo

Cultura

Se sorprenderán, pero en menos de una generación hemos pasado del cuerpo como parte de un oscurantismo que no se podía ver, tocar y palpar, a un nuevo momento en el cual el cuerpo se convierte en un objeto de arte en sí mismo. El cuerpo es parte de el deseo del ser que lo posee (el alma) de utilizar ese espacio personal como si se tratase de una galería pública/privada. El cuerpo es en sí el objeto del arte en si misma.

¿Pero de qué estoy hablando? Estoy hablando de los tatuajes, los cuales han inundado muchos cuerpos de forma sencilla o abrumadora, pero en donde se intenta comunicar algo con dicha pintura. El cuerpo es el cuerpo, pero a su vez se convierte en una galería de arte humana, en movimiento, y sobre todo carente de regulación: en todo momento exhibe su arte. Más aún, se da muy poca regulación del contenido expresivo de dichos tatuajes. El cuerpo/galería se convierte en un acto de libertad continuo.

 

De esta forma, en medio de la vía pública, o en la playa, o inclusive haciendo deporte, lo importante para el tenedor de dicha pieza de arte es poderla mostrar. Por eso uno ve a hombres descamisados o con camisas sin mangas, mostrando no sus músculos, sino su arte en movimiento.

Esta conversación tiene un valor adicional al cambio cultural que la misma refleja. Se trata de un entendido cultural que el cuerpo es parte de un no-límite, que permite su exposición continua de forma pública. El cuerpo es en sí mismo el objeto deseado del arte.

Todo esto parece importante e interesante. Tal vez con una sola limitación: la exposición de arte en el lienzo de cuerpo, comienza, pero nunca termina. Es permanente.