Se trata de un eterno debate, y en particular para todos en el Caribe, de determinar en qué lengua nos comunicamos. Todas las lenguas dominantes de esta región son producto del colonialismo. Eso no se nos puede olvidar nunca. Nuestras lenguas no son originarias – son impuestas por la pólvora, la explotación y la humillación de las comunidades autóctonas de esta región y luego por la poblaciones importadas, en particular las comunidades esclavas.
No obstante, para muchos en otros países en la región del Caribe, este problema es insignificante. En St. Marteen, por ejemplo, la posibilidad de hablar múltiples lenguas, transcurre sin contradicciones. Se es de esa isla, aunque la lengua no es un asunto esencial. Igual pasa en Trinidad y Tobago, donde hablar español es necesario para el desarrollo comercial con Venezuela. Pero en Puerto Rico esta situación ha sido y es siempre más compleja.
Hoy el gobierno de turno, el cual cree en la estadidad (incorporación plena de Puerto Rico a los EE.UU) desea volver a educar a la población en inglés. Tiene un proyecto piloto para discutir este asunto. No obstante, hoy, distinto a la década de 1930, no existe oposición abierta al asunto. Existe una complacencia práctica – “es para gozar de más oportunidades en los EE.UU”.
En fin, que aún soy del grupo que pensamos que una cosa es ser de los EE.UU, y otra es ser de Puerto Rico. Que una de las razones que nos distingue es la lengua. Veremos como se resuelve este último capítulo del colonialismo en Puerto Rico.