Pese a los múltiples procesos electorales, ¿hay democracia en la colonia?

Voces Emergentes

“No hay democracia

en la colonialidad

y el que afirme

esa ingenialidad

fumándose algo estará

Que está intoxicando

y diezmando

su capacidad para

Pensar…”.

La euforia adictiva de la participación electoral se riega en las cotidianidades de la nación borincana. El suplicio de los tapones, de las caravanas, de los mítines políticos, donde los dos partidos coloniales asimilistas, cómplices, se derraman en peroratas de promesas buscando acceder nuevamente el control de la administración del gobierno colonial, que les permita, en estos tiempos de “precariedad” económica, asegurarse guisar.

Pocos se preguntan si a la luz de que el gringo ya habló, “somos colonia, somos un mero territorio, “que pertenecemos a los EE.UU. pero no somos parte de los EE.UU.”, tiene algún sentido seguir simulando que el ejercicio de ir a votar tiene algún significado real más allá de un juego mental y ser parte del engaño del gobierno propio.

Darían ganas de reír si no fuera tan serio como el 99% de los analistos y analistas en los medios de desinformación masiva, resbalan en la cascarita de hablar de democracia y de legitimar la desprestigiada constitución del ELA. Esa herramienta de la mentira, del engaño imperial, que ha servido de disfraz para ocultar al titiritero imperial que impone la explotación económica y la violencia institucional colonial contra la nación borincana. De eso sí que no se habla. Violencia que se refleja hoy en la migración de muchas y muchos buscando lo que el gran humorista George Carlin califica como la pesadilla “americana”. Violencia que se refleja en la búsqueda incesante de maneras y formas de josear para sobrevivir. Violencia que refleja en la diaria manifestación de una agresividad horizontal unos contra otros, unas contra otras, porque no se quiere caer de “pendejo.”

En la colonia no hay democracia. Votar en esta situación no refleja la soberanía real y efectiva de nuestra gente. Afirmar lo contrario, es estar en la cantinflada. Hay que construir mecanismos y procesos que reten las estructuras para ejercer el poder político paralelos a las instituciones gubernamentales coloniales. Hay que organizar y reapropiarse de los haberes de la nación boricua y denunciar que este

proceso de voto solo busca el darle un barniz legitimador a lo que será la perpetuación del robo de la riqueza que genera el pueblo trabajador. Es la legitimación de nuevos mecanismos de expropiación de la riqueza que genera nuestra nación para favorecer a los blanquitos; la entrega a corporaciones y blanquitos extranjeros y criollos de los haberes y recursos naturales del pueblo, para que estos controlen su uso y las posibilidades de riqueza que estos representan (agua, tierras, costas, bosques, gente).

Hay que levantar las murallas de resistencia y tomar la ofensiva desde y con la gente creando los espacios de concientización y de acción, para defender la vida de nuestras comunidades. Y hay que comenzar señalando, afirmando con diáfana claridad que no hay democracia en la colonia, eso es una mentira mendaz.