La cultura del almuerzo de domingo

Cultura

Decía Silvio Rodríguez, el canta-autor cubano, en una lindísima canción, “Domingo, Domingo”. Es decir ¿Qué hacemos los domingos que nos hace felices? Pienso que un motivo especial de este día es las reuniones familiares o de amistades, que solo se conjugan en dicho día para participar de prolongados almuerzos, a veces interminables, en los cuales satisfacemos algo más que el apetito por la comida. Se trata de domingos que nos permiten ser mejores seres humanos, en particular, porque le dedicamos cariño, ternura y mucha empatía a esos seres humanos que llamamos familia. Y valga la aclaración aquí – no hablo solamente de la familia sanguínea. Hablo de la familia en su sentido amplio.

Esto me parece curioso, pues en mi experiencia a través de los países vividos, ya sea en el Caribe, en España, en África del Sur o más recientemente en Bolivia, los domingos son siempre espectaculares. Son días de afectos. Se trata del cierre de la semana y sobre todo de los trajines. A su vez se trata del día en que se amarra el mundo afectivo con el mundo del deber, y se planifica la semana por venir.

Desde mis tiempos de África del Sur, a lo largo de la década de 1990, siempre le puse atención a esos encuentros que se realizan alrededor de la mesa de comida. Lo que en inglés se denomina como los dinner parties (o las fiestas de la cena), se podían analizar desde mi perspectiva desde una mirada sociológica. Es decir, ¿De qué hablamos en esa comida? ¿Qué cocinamos? ¿Cómo nos vestimos o arreglamos la casa para nuestros invitados/as? La lista de pregunta es interminable. Pero todo responde a que en los almuerzos o en las cenas, los domingos o el día que usted escoja, las cosas pasan desde cierta lógica y manera.

En fin, buen apetito.